El palacio encantado
Había una vez, en un lejano bosque encantado, una pequeña unicornio llamada Luna. Luna vivía en el corazón del bosque junto a sus amigos animales: el conejo Saltarín y la ardilla Travesuras.
Juntos, exploraban cada rincón del bosque y compartían momentos llenos de alegría. Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo cristalino, escucharon un ruido proveniente del palacio abandonado que se encontraba al otro lado del bosque. Curiosos por descubrir qué pasaba, decidieron ir a investigar.
Al llegar al palacio, se encontraron con un oso grande y amable llamado Bruno parado frente a la puerta principal.
Bruno les contó que había estado buscando un hogar durante mucho tiempo y que había encontrado este hermoso palacio vacío. Sin embargo, no sabía cómo entrar porque la puerta estaba cerrada con llave. Luna tuvo una idea brillante: usar su cuerno mágico para abrir la puerta.
Con solo tocarla delicadamente, la puerta se abrió lentamente revelando un maravilloso interior lleno de habitaciones lujosas y muebles antiguos. El grupo decidió explorar cada rincón del palacio juntos. Encontraron salas llenas de libros, cuadros coloridos y alfombras suaves.
Pero lo más emocionante fue cuando descubrieron una enorme sala de baile con espejos gigantes en las paredes. "¡Vamos a tener nuestra propia fiesta!", exclamó Saltarín emocionado. Así que los cuatro amigos comenzaron a bailar al ritmo de la música imaginaria que sonaba en sus cabezas.
Saltarín saltaba de un lado a otro, Luna giraba elegantemente y Travesuras corría alrededor de ellos haciendo piruetas graciosas. Mientras se divertían, escucharon una voz suave que venía del jardín trasero del palacio.
Era una niña pequeña llamada Sofía, quien también había estado buscando un lugar para llamar hogar. Sofía les contó que se había perdido en el bosque y que estaba asustada. Sin pensarlo dos veces, los amigos animales llevaron a Sofía al palacio para protegerla y cuidarla.
Juntos, crearon un hogar lleno de amor y amistad. Los días pasaron y cada vez más animales del bosque se unieron a la gran familia del palacio abandonado.
Todos tenían algo especial para compartir: el búho sabio enseñaba lecciones sobre la naturaleza, las mariposas traían alegría con sus colores vibrantes, y los pajaritos cantaban dulces melodías todas las mañanas. Luna aprendió a usar su cuerno mágico para ayudar a curar heridas y hacer crecer flores hermosas en el jardín.
Bruno se convirtió en el guardián de todos los habitantes del palacio, siempre vigilante y dispuesto a protegerlos. El bosque encantado volvió a cobrar vida gracias al amor y la bondad que reinaban en ese lugar especial.
Y así fue como Luna, Saltarín, Travesuras, Sofía y todos los demás vivieron felices para siempre en su increíble hogar dentro del palacio abandonado.
La historia nos enseña que no importa de dónde vengamos ni cómo nos veamos, todos merecemos un hogar donde podamos ser amados y cuidados. Además, nos muestra el valor de la amistad y cómo podemos encontrarlo en los lugares más inesperados.
FIN.