El Pan Volador



Era una mañana soleada en el pequeño pueblo de Panavilla, donde todo el mundo se levantaba temprano para disfrutar del aroma a pan recién horneado. En la panadería de Don Tito, el mejor panadero del lugar, se producía el pan más delicioso que puedas imaginar. Pero había algo especial en la hornada de aquel día, algo que nunca había ocurrido antes.

Mientras Don Tito sacaba del horno una tanda de pan crujiente, uno de los panes comenzó a flotar. Todos los panes se miraron unos a otros con sorpresa, y antes de que alguien pudiera decir algo, ¡el pan volador salió disparado por la ventana!

- ¡Don Tito, el pan se fue volando! - gritó Luz, la hija del panadero, que estaba ayudando en la panadería.

- Eso es imposible, Luz. El pan no vuela - respondió Don Tito, frunciendo el ceño y mirando hacia afuera.

Pero era cierto. El pan volador se dio un giro en el aire y comenzó a sobrevolar la plaza del pueblo, mientras los vecinos se detenían para mirar con asombro. A poco de volar, el pan llegó a un grupo de niños que jugaban en el parque.

- ¡Miren, un pan volador! - exclamó Tomi, el más pequeño del grupo.

Los niños comenzaron a correr detrás del pan, riendo y gritando. - ¡Atrápenlo! ¡Es nuestro amigo volador! - decía Lila, su hermana mayor. El pan dio vueltas por encima de sus cabezas, mientras ellos intentaban alcanzarlo. La risa llenaba el aire, y pronto, hasta los adultos comenzaron a unirse a la diversión.

Sin embargo, en su vuelo, el pan se desvió hacia un lugar desconocido. Los niños siguieron persiguiéndolo sin darse cuenta de que se alejaban de su hogar. Tras unos minutos de carrera, se encontraron en un campo verde, lleno de flores. El pan volador se posó suavemente sobre un gran árbol, como si estuviera invitándolos a acercarse.

- ¡Qué maravilla! - dijo Tomi, mirando alrededor. - Nunca habíamos estado aquí.

- Y miren todas estas flores - comentó Lila, recogiendo una. - Este lugar es mágico. El pan volador nos llevó a una aventura.

Pero pronto los niños se dieron cuenta de que estaban lejos de casa y empezaron a preocuparse.

- ¿Y si no podemos volver? - preguntó Luz, sintiéndose un poco asustada.

- No te preocupes, Luz. Solo debemos seguir al pan volador, él sabe el camino - dijo Tomi, con confianza.

Decididos, los niños comenzaron a seguir al pan que, con un suave movimiento, se elevaba y descendía por los senderos del campo. Mientras lo seguían, vieron animales de todo tipo: conejos que saltaban, pájaros que cantaban, y mariposas que danzaban alrededor de ellos. Cada nuevo encuentro llenaba sus corazones de alegría.

Finalmente, después de un largo recorrido, llegaron a una colina desde donde podían ver todo Panavilla. Allí, el pan volador se detuvo y quedó flotando en el aire.

- ¡Miren! Es nuestro hogar - exclamó Lila, señalando hacia el pueblo.

- Debemos regresar, pero ¿cómo lo hacemos? - preguntó Luz, un poco preocupada.

El pan, como si entendiera, empezó a descender lentamente hasta caer en sus manos. De repente, comenzaron a sentir una extraña energía que los envolvía. Con un parpadeo, se dieron cuenta de que estaban de vuelta en la panadería de Don Tito.

- Eso fue increíble - dijo Tomi, mirando a sus amigos con una gran sonrisa.

- Y más divertido de lo que imaginé - agregó Lila.

Don Tito salió a la vereda y los vio con miradas sorprendidas. - ¿Qué pasó, chicos? Exclamaron dando saltos: - ¡¡El pan volador! ! ¡Nos llevó a una aventura mágica!

Con una risa, Don Tito les acarició la cabeza. - Parece que mi pan no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma. - Entonces, se les ocurrió una brillante idea...

- ¡Vamos a hacer un festival del pan volador! - propusieron juntos.

Así, los niños organizaron un festival en Panavilla donde todos podían crear sus propios panes, decorarlos y, claro, soltar el pan volador por los aires. Así, cada año, el pueblo celebraba la aventura del pan volador que los unió a todos, aprendiendo que la alegría se encuentra en la comunidad y la imaginación.

Y así, el pan volador no solo se convirtió en una historia que contar, sino también en un símbolo de amistad, aventura y, lo más importante, de cómo juntos pueden lograr cualquier cosa.

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FIN.

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