El Panda Pando y el Jardín de Sueños



Había una vez un oso panda llamado Pando que vivía en un hermoso bosque de bambú. Pando era feliz jugando en su casa de árbol y disfrutando de la frescura de los brotes de bambú. Un día, mientras exploraba, escuchó una conversación entre dos animales del bosque.

"¿Has visto la casa de la señora Lutricia?" - dijo una ardilla. "Es enorme y tiene un parque de atracciones en su jardín".

"¡Sí! He oído que tiene una fuente de chocolate y un montón de juguetes para sus amigos".

Pando sintió curiosidad. Aunque él era feliz con lo que tenía, decidió ir a ver la casa de la señora Lutricia. Al llegar, se dio cuenta de lo grande y lujosa que era. Había colores brillantes, fuentes y juguetes.

"¡Hola! Soy Pando, el panda del bosque" - dijo con una sonrisa. "Vine a conocer su casa".

"¡Bienvenido, Pando!" - respondió la señora Lutricia, una garza elegante. "Estoy organizando una fiesta, ¿te gustaría quedarte?"

Pando estuvo encantado y se unió a la fiesta. Sin embargo, a medida que jugaba, notó que muchos de los animales que vivían en el bosque estaban mirando desde lejos, entristecidos.

"¿Por qué no vienen a jugar?" - preguntó Pando a su nuevo amigo, el loro Canijo.

"Porque no tienen lo que tiene la señora Lutricia" - respondió. "Algunos viven en cuevas y no pueden disfrutar de esta fiesta".

Pando se sintió un poco mal por ellos. Sabía que, aunque disfrutaba de la fiesta, su hogar era igual de especial.

Decidió hacer algo. Al día siguiente, invitó a todos los animales del bosque a su casa.

"¡Vengan todos, haremos una fiesta de bambú!" - gritó Pando con alegría.

Los animales estaban sorprendidos y felices. Pronto, el bosque se llenó de risas y música mientras disfrutaban de los deliciosos brotes de bambú que Pando había preparado.

"Esto es increíble, Pando" - dijo la ardilla. "No necesitamos una casa gigante para ser felices, solo necesitamos amigos".

"¡Exacto!" - aseguró Pando, mientras sonreía. "La verdadera felicidad no está en lo que tenemos, sino en compartir amor y amistad".

Desde ese día, Pando se convirtió en el puente entre los animales del bosque. Organizó fiestas en su casa y siempre invitó a todos, asegurándose de que nadie se sintiera excluido. Y aunque la señora Lutricia tenía un gran jardín, Pando demostró que su pequeño hogar era igual de mágico, porque estaba lleno de amor y alegría.

Y así, el bosque aprendió que no importa cuánto tenga cada uno, lo que realmente importa es cómo compartimos lo que somos y lo que tenemos. Y Pando siempre será recordado como el panda que unió corazones, sin importar la diferencia entre pobres y ricos.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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