El Paquetito Sorpresa de Tere



Era una mañana luminosa en la casa de Tere. En el jardín, los pajaritos cantaban y las flores sonreían con sus colores. Tere, con su cabello rizado y su vestido de lunares, jugaba feliz en la sala con su muñeca Clarita.

"- ¡Mirá, Clarita! ¡Te voy a dar de comer!" dijo Tere, haciendo como si le diera un biberón.

A Tere le encantaba jugar con Clarita, aunque en su corazón siempre había un pequeño deseo. Quería un bebote, como el que tenía su prima Pilar. "- Quiero un bebote, un bebote...", murmuraba mientras miraba la foto de Pilar abrazando a su muñeco en la heladera. Pero sus papás nunca le compraron uno.

Un día, mientras Tere estaba jugando, su mamá llegó a casa con una caja.

"- Tere, ¡mira lo que llegó!" exclamó su mamá, con una sonrisa en su rostro.

"- ¿Qué es? ¿Qué es?" preguntó Tere, llena de curiosidad.

"- Es un paquetito especial. Vamos a abrirlo juntas. Puede que haya algo sorprendente adentro", dijo su mamá mientras buscaba un cuchillo para cortar el cinta.

Tere no podía contener la emoción. Su corazón latía rápido. La mamá cortó la cinta y levantó la tapa con cuidado. "- ¡Ay, mirá!"

Dentro de la caja había un hermoso bebote, con un vestido rojo y una sonrisa que parecía brillar.

"- ¡Es un bebote! ¡Es un bebote!" gritó Tere con felicidad.

"- Sí, pero espera, hay una notita también", dijo su mamá mientras le entregaba un pequeño papel.

Tere abrió la nota y leyó: "Querida Tere, este bebote es para que compartas tu amor, y lo puedes ver como una oportunidad para ser una gran amiga. Espero que lo disfrutes al máximo. Con cariño, una amiga especial".

"- ¡Ay, qué lindo!" dijo Tere, abrazando al bebote.

Desde ese día, Tere tuvo dos muñecas, a Clarita y a su nuevo bebote, que decidió llamar 'Bebé Lila'. Siempre cuidaba de ellas, les daba de comer y jugaba a dar paseos por el jardín.

Pero un día, mientras jugaban, Tere se dio cuenta de algo. "- Clarita, no tenemos más biberones", le dijo a su muñeca.

Decidió que tenía que compartir todo lo que tenía. Así que encargó a su mamá que la llevara a la tienda.

"- Mami, quiero comprar un biberón para Bebé Lila, porque ella también necesita comer".

"- Está bien, Tere. Pero, ¿qué pasará con Clarita?" preguntó su mamá, sonriendo.

"- Clarita también, yo quiero que tengan el mismo!" dijo Tere, con determinación.

Así que fueron juntas a la tienda y Tere eligió dos biberones, uno azul para Bebé Lila y uno rosa para Clarita.

Esa noche, Tere jugó en su habitación, dando de comer a sus muñecas mientras les contaba historias. Al verlas juntas, Tere se sintió feliz.

Pero luego se dio cuenta de que su primo Pilar estaba un poco triste. "- ¿Qué te pasa, Pilar?" le preguntó.

"- No tengo un bebote como el tuyo", respondió Pilar, mirando a Tere con ojos llenos de deseo.

Tere pensó un momento. ¡Tenía una idea!"- ¿Y si compartimos? Te puedo prestar a Bebé Lila por un rato".

"- ¡Oh, de verdad?" preguntó Pilar, sorprendida y muy feliz.

"- Claro, porque las muñecas son para jugar juntas", sonrió Tere.

Esa tarde, Tere y Pilar jugaron juntas, cuidando de Bebé Lila y Clarita.

Con el tiempo, Tere se dio cuenta de que la verdadera riqueza no estaba solo en tener juguetes, sino en la felicidad de compartir y crear recuerdos con sus seres queridos.

Tere abrazó a Clarita y a Bebé Lila. "- ¡Chicas, somos felices porque jugamos juntas!"

Y así, cada vez que alguien compartía, Tere se sentía aún más fuerte y feliz.

No solo tenía sus muñecas, sino amistades y experiencias inolvidables, y eso era lo que verdaderamente importaba.

FIN.

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