El parque de Federica y Jazmín
Había una vez una niña llamada Federica que vivía en una pequeña casa junto a su perrita caniche blanca llamada Jazmín. Jazmín era muy traviesa y siempre estaba buscando aventuras.
Un día, mientras jugaba con su amiga Pinky en el jardín, Jazmín saltó tan alto que se lastimó una de sus patitas. Federica se preocupó mucho y decidió llevar a Jazmín al veterinario para que la revisara.
El veterinario examinó la patita de Jazmín y le dijo a Federica: "Jazmín necesita descansar y no puede jugar ni correr durante un tiempo hasta que su patita sane". Federica asintió tristemente, sabiendo lo difícil que sería mantener a Jazmín quieta.
Los días pasaron y Federica intentaba entretener a Jazmín en casa para evitar que se aburriera. Pero la traviesa perrita no podía quedarse quieta por mucho tiempo. Siempre encontraba alguna forma de escaparse del patio y salir corriendo por el vecindario.
Federica estaba desesperada porque no quería que Jazmín empeorara su lesión. Entonces, tuvo una idea brillante. Decidió construir un pequeño parque dentro de su casa donde Jazmín pudiera jugar sin lastimarse más.
Con ayuda de su papá, Federica construyó un parque con rampas, túneles y obstáculos para entretener a Jazmín. Además, colocaron juguetes interactivos para estimular su mente mientras se recuperaba. Cuando todo estuvo listo, Federica llevó a Jazmín al parque.
La perrita se emocionó tanto que comenzó a saltar y correr por todos lados, pero esta vez sin lastimarse. Federica sonrió al ver lo feliz que estaba su amiga peluda. Desde ese día, Federica y Jazmín pasaban mucho tiempo juntas en el parque de juegos.
Federica también invitaba a Pinky para que jugaran las tres juntas. Juntos saltaban, corrían y se divertían sin preocupaciones. Pinky, quien era una perrita muy inteligente, le enseñó trucos nuevos a Jazmín como sentarse, dar la pata y rodar.
Jazmín aprendió rápidamente y se sentía orgullosa de sí misma. Con el paso del tiempo, la patita de Jazmín sanó por completo gracias al reposo y los cuidados de Federica. Ahora podía volver a jugar afuera sin problemas.
Federica había aprendido una valiosa lección: aunque su amiga fuera traviesa, siempre estaría ahí para cuidarla y asegurarse de que estuviera sana y feliz.
Y así fue como Federica, Jazmín y Pinky vivieron muchas aventuras juntas en el parque de juegos construido con amor dentro de su casa. Aprendieron sobre la importancia del cuidado mutuo y la diversión responsable. Y colorín colorado, este cuento ha terminado ¡pero su amistad durará para siempre!
FIN.