El parque de la amistad



Había una vez un hermoso parque en el que todos los días se reunían muchos niños para jugar y divertirse. Entre ellos, se encontraban Lucas, Valentina, Sofía y Tomás, quienes eran grandes amigos.

Un día soleado, mientras jugaban en el arenero del parque, vieron a un niño nuevo acercarse tímidamente. Tenía el cabello despeinado y sus ropas estaban algo gastadas. Se llamaba Juanito y parecía estar solo.

Lucas fue el primero en acercarse a él y le preguntó amablemente: "¿Quieres jugar con nosotros?". Juanito miró sorprendido a los demás niños y asintió tímidamente. Desde ese momento, Juanito comenzó a formar parte del grupo de amigos.

Juntos construían castillos de arena, trepaban por los juegos del parque e inventaban historias emocionantes. Cada día era una aventura distinta. Un día nublado, mientras jugaban al escondite entre los árboles del parque, escucharon un ruido extraño proveniente de un arbusto cercano.

Todos se acercaron curiosos y descubrieron que había una pajarita atrapada entre las ramas. Sofía sugirió ayudarla a escapar antes de que llegara la noche. Los niños trabajaron juntos para liberarla con mucho cuidado.

Una vez libre, la pajarita voló felizmente hacia el cielo. A medida que pasaba el tiempo, los niños aprendieron muchas cosas juntos. Descubrieron cómo plantar semillas en el pequeño huerto del parque y cómo cuidarlas hasta que crecieran hermosas flores.

También aprendieron sobre la importancia de reagarrar la basura y mantener limpio su querido parque. Un día, mientras disfrutaban de un picnic en el césped, los niños notaron que Juanito estaba triste. Se acercaron a él y le preguntaron qué le pasaba.

Juanito les contó que extrañaba mucho a su familia, quienes vivían muy lejos. Valentina tuvo una idea brillante: "Podemos ser tu segunda familia aquí en el parque", dijo sonriendo. Los demás asintieron emocionados y abrazaron a Juanito.

A partir de ese día, los niños se cuidaban mutuamente como si fueran hermanos. Compartían sus alegrías y tristezas, celebraban juntos los cumpleaños e incluso organizaban pequeñas obras de teatro para entretenerse. Con el tiempo, cada uno de ellos descubrió sus talentos especiales.

Lucas resultó ser un excelente dibujante, Valentina era una experta bailarina, Sofía tenía una maravillosa voz para cantar y Tomás era muy habilidoso con las manualidades.

Un día soleado como cualquier otro, los padres de Juanito llegaron al parque buscándolo ansiosamente. Cuando lo encontraron rodeado por sus nuevos amigos, se llenaron de alegría y gratitud hacia ellos por haber hecho sentir tan especial a su hijo.

Los niños se despidieron con lágrimas en los ojos pero prometieron seguir siendo amigos para siempre. Sabían que aunque no pudieran verse todos los días en el parque, llevaban consigo un pedacito del amor y la amistad que habían encontrado allí.

Y así fue como aquellos niños en el parque descubrieron que la verdadera amistad no conoce límites ni fronteras. Aprendieron a valorar las diferencias y a ser solidarios con quienes necesitaban una mano amiga.

El parque se convirtió en un lugar mágico, donde los sueños se hacían realidad y las risas llenaban el aire. Y cada vez que alguien pasaba por allí, podía escuchar sus voces felices y sentir el amor que emanaba de aquel grupo de amigos inseparables.

FIN.

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