El Parque de la Amistad


Pablo vivía en una ciudad grande y bulliciosa. Siempre le gustaba pasear por el parque cerca de su casa, donde podía jugar, correr y divertirse.

Un día, mientras jugaba con su pelota amarilla, vio a un niño solo en un banco mirando hacia el suelo. - ¡Hola! ¿Cómo te llamas? -saludó Pablo con entusiasmo. El niño levantó la cabeza sorprendido y respondió tímidamente: "Soy Martín".

- ¿Quieres jugar conmigo? Tengo una pelota muy divertida -propuso Pablo extendiendo la mano hacia él. Martín dudó por un momento, pero luego sonrió y aceptó la invitación de Pablo. Juntos empezaron a jugar al fútbol y se divirtieron muchísimo. Con el paso de los días, Pablo y Martín se volvieron inseparables.

Descubrieron que tenían muchas cosas en común: les gustaba leer cuentos de aventuras, construir castillos de arena en el parque y comer helado de chocolate.

Una tarde calurosa de verano, mientras estaban descansando bajo la sombra de un árbol gigante, Martín le confesó a Pablo algo que lo dejó sorprendido:- Sabes, Pablo, cuando llegué a esta ciudad me sentía muy solo. No conocía a nadie y estaba triste. Pero desde que te conocí todo cambió.

Me siento feliz cuando estoy contigo. Pablo sintió una gran alegría en su corazón al escuchar estas palabras. Se dio cuenta del impacto positivo que podía tener en la vida de alguien más simplemente mostrándole amistad y cariño.

Decidieron entonces planear algo especial para demostrarle a todos lo importante que era la amistad. Organizaron un picnic en el parque e invitaron a todos los niños que encontraron por ahí a participar.

La noticia se esparció rápidamente y pronto el parque se llenó de risas, juegos y diversión. Los niños compartieron sus juguetes, contaron chistes y crearon recuerdos inolvidables juntos.

Al final del día, cuando el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, Martín abrazó a Pablo con gratitud:- Gracias por ser mi amigo, Pablo. Gracias por enseñarme lo hermoso que puede ser compartir momentos especiales con alguien más. Pablo sonrió ampliamente y respondió emocionado: "Gracias a ti también por llegar a mi vida".

Y juntos contemplaron el atardecer sabiendo que tenían un amigo para toda la vida.

Dirección del Cuentito copiada!