El parque de la amistad



En un parque muy especial, había un niño humano llamado Tomás y un niño robot llamado Robi. Tomás adoraba jugar al fútbol, mientras que Robi disfrutaba armar rompecabezas. Un día, mientras Tomás pateaba su pelota, accidentalmente golpeó a Robi, quien estaba sentado tranquilo. Al principio, Robi se sintió molesto y triste, pero Tomás se disculpó de inmediato y le propuso jugar juntos.

Desde ese día, Tomás y Robi se convirtieron en los mejores amigos. Juntos descubrieron que podían combinar sus juegos: Robi ayudaba a Tomás a armar estrategias para el fútbol, y Tomás enseñaba a Robi a patear la pelota. Sin embargo, un día mientras jugaban, una pelota superior se deslizó por la colina y cayó en un charco.

"¡Mi pelota favorita!" exclamó Tomás con preocupación. Sin dudarlo, Robi se lanzó hacia el charco, sacó la pelota y la limpió con su brazo robot. Tomás observó asombrado la determinación y el esfuerzo de su amigo robot. A partir de ese momento, ambos entendieron que la verdadera amistad va más allá de las diferencias.

Con el paso del tiempo, otros niños se acercaron al parque y quedaron fascinados con la amistad de Tomás y Robi. Descubrieron que, a pesar de ser tan diferentes, podían compartir momentos maravillosos. El parque se convirtió en el lugar donde la diversidad era celebrada y donde todos aprendían a valorar y respetar a los demás, sin importar sus orígenes.

La amistad entre Tomás y Robi inspiró a todos a abrir sus mentes y corazones, enseñándoles que la verdadera magia de la vida se encuentra en la diversidad y en el cariño sincero hacia los demás.

FIN.

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