El parque limpio


Había una vez en la hermosa Ciudad de Chocope, un parque llamado Esmeralda. Este lugar era el corazón de la ciudad, donde niños y adultos se reunían para jugar, hacer picnic y disfrutar de la naturaleza.

En el parque vivían tres amigos inseparables: Paola, Juan y Anderson. Siempre estaban juntos, explorando cada rincón del parque y aprendiendo sobre el cuidado del medio ambiente. Un día, mientras jugaban cerca de un árbol frondoso, vieron algo que los dejó sorprendidos.

Había basura regada por todo el suelo. Latas vacías, bolsas plásticas y papeles sucios estaban contaminando su querido parque. - ¡Qué tristeza! - exclamó Paola con lágrimas en sus ojos - Nuestro hermoso parque está lleno de basura.

- Esto no puede seguir así - dijo Juan con determinación - Debemos hacer algo para salvar a nuestro querido Esmeralda. Los tres amigos se pusieron manos a la obra.

Decidieron nombrar a Anderson como "El Señor de la Basura" porque tenía una gran habilidad para encontrar soluciones creativas. El Señor de la Basura organizó una reunión en el parque con todos los niños y adultos de la ciudad.

Explicaron cómo la basura estaba dañando al medio ambiente y les pidieron ayuda para limpiarlo. La gente respondió con entusiasmo e inmediatamente comenzaron a reagarrar toda la basura que encontraban.

Fue un trabajo duro pero valió la pena ver cómo poco a poco el parque volvía a ser limpio y hermoso. Sin embargo, la historia no termina ahí. Al día siguiente, justo cuando pensaban que habían resuelto el problema de la basura, encontraron una nota en el parque.

Decía: "¡No se rindan! La basura volverá si no aprenden a reciclar". - ¡Oh no! - exclamó Paola preocupada - Tenemos que aprender a reciclar para mantener nuestro parque limpio. Los tres amigos investigaron y descubrieron cómo separar los distintos tipos de basura para reciclarlos correctamente.

Organizaron talleres educativos en el parque y enseñaron a todos los habitantes de Chocope sobre la importancia del reciclaje. Poco a poco, la ciudad comenzó a cambiar sus hábitos y se convirtió en un ejemplo de cuidado del medio ambiente.

El parque Esmeralda volvió a brillar con su esplendor natural y todos disfrutaban de él sin dejar basura atrás. La historia de Paola, Juan y Anderson llegó tan lejos que incluso recibieron reconocimientos por su labor ambiental.

Pero lo más importante fue ver cómo su amor por el parque y su compromiso con el medio ambiente inspiraron a otros niños y adultos a cuidar del lugar donde vivían.

Y así, gracias al esfuerzo conjunto de todos los habitantes de Chocope, el parque Esmeralda se convirtió en un símbolo de esperanza y cambio positivo para las futuras generaciones.

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