El partido de la amistad


Había una vez en el colegio "Los Pumitas", un equipo de basket conformado por cinco amigos muy unidos: Martín, Juan, Sofía, Lucía y Tomás. Siempre practicaban juntos después de clases y soñaban con ganarle al equipo rival, "Los Tigres".

Un día, se enteraron de que iban a jugar un partido contra "Los Tigres" y estaban muy emocionados. Sabían que no iba a ser fácil, ya que "Los Tigres" eran los campeones del torneo intercolegial desde hacía varios años.

Pero eso no los desanimaba, al contrario, los motivaba a esforzarse aún más. El día del partido llegó y el gimnasio estaba lleno de gente.

Los nervios estaban a flor de piel en el equipo de "Los Pumitas", pero se dieron ánimo mutuamente recordando todo lo que habían entrenado y lo fuertes que eran como equipo. El partido comenzó y desde el principio se notaba la intensidad en la cancha.

Ambos equipos jugaban con mucha garra, pero "Los Pumitas" estaban decididos a darlo todo. El marcador iba punto a punto, sin embargo, en el último cuarto "Los Pumitas" lograron sacar una pequeña ventaja. "¡Vamos chicos! ¡Podemos hacerlo!", gritaba Martín alentando a sus compañeros.

Faltando solo unos segundos para que termine el partido, "Los Tigres" tuvieron la última posesión y estaban solo un punto abajo. Todos se mantenían en vilo mientras veían cómo se desarrollaba la jugada.

En un momento de tensión máxima, Juan logró robarles la pelota a los rivales y corrió hacia el otro extremo de la cancha. Con un último esfuerzo lanzó la pelota justo antes de que suene la chicharra final.

El silencio invadió el gimnasio por un instante hasta que todos vieron cómo la pelota entraba limpiamente en el aro rival. ¡Gol! ¡"Los Pumitas" habían ganado! La alegría fue indescriptible para los cinco amigos.

Se abrazaron entre sí celebrando su victoria mientras eran ovacionados por sus compañeros de colegio. Habían demostrado que con esfuerzo, trabajo en equipo y determinación, podían lograr cualquier cosa. Desde ese día, el nombre de "Los Pumitas" resonaría en todo el colegio como ejemplo de perseverancia y amistad inquebrantable.

Y aunque ganar ese partido fue una gran satisfacción para ellos, lo más importante era haber fortalecido aún más su amistad y confianza mutua.

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