El Partido de la Amistad


Había una vez en un barrio muy tranquilo de Buenos Aires, dos niños llamados Juan y Carlos. Eran amigos desde que tenían memoria, pero ese día algo extraño sucedió.

Mientras jugaban en la calle, comenzaron a discutir por quién era el mejor futbolista. "¡Mi ídolo es Messi! ¡Es el mejor del mundo!" -gritaba Juan con pasión. "¡Nada que ver! ¡Maradona es mucho mejor! ¡Es una leyenda!" -respondía Carlos con determinación.

La discusión se fue calentando cada vez más hasta que los dos niños terminaron peleándose en medio de la calle. Las madres, al escuchar el alboroto, salieron corriendo de sus casas para separarlos. Pero lo que vieron las dejó sorprendidas y preocupadas.

"¡Juan! ¡Carlos! ¿Qué están haciendo? ¡Son amigos, no deben pelearse así!" -exclamó la mamá de Juan, tratando de detener la pelea. "¡Sí, mamá! Pero Carlos no entiende que Messi es el mejor jugador del mundo" -respondió Juan entre sollozos.

"¡No es cierto! Maradona es una leyenda viviente y nunca será superado" -contestó Carlos con lágrimas en los ojos. Las madres se miraron desconcertadas y decidieron llevar a los niños a casa para hablar sobre lo sucedido.

Mientras caminaban juntos, las madres recordaron cuando eran niñas y también tenían diferencias con sus amigas. Entonces tuvieron una idea brillante.

Al llegar a casa de Juan, las madres propusieron organizar un partido de fútbol amistoso en el parque del barrio para resolver la disputa de una vez por todas. Los niños aceptaron emocionados y empezaron a practicar juntos todos los días después de clases. Se ayudaban mutuamente a mejorar sus habilidades y compartían risas como antes.

Finalmente llegó el día del gran partido. El parque estaba lleno de vecinos ansiosos por presenciar el encuentro entre los equipos liderados por Juan y Carlos.

El juego fue intenso y reñido, pero lo más importante era que ambos chicos estaban disfrutando juntos nuevamente sin pelearse. En el último minuto del partido, con un empate 4-4 en el marcador, Juan le pasó el balón a Carlos quien anotó un gol increíble imitando la famosa "Mano de Dios" de Maradona.

Todos estallaron en aplausos y risas mientras los dos amigos se abrazaban emocionados en medio del campo.

Esa tarde quedó marcada en la memoria de todos como un ejemplo de cómo resolver las diferencias a través del diálogo, la cooperación y sobre todo, la amistad verdadera. Desde entonces, Juan y Carlos aprendieron a respetar las opiniones diferentes y disfrutar juntos su pasión por el fútbol sin importar quién fuera su ídolo favorito.

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