El partido de Pelota
Había una vez en el fondo del mar una ballena muy especial llamada Pelota. A diferencia de las demás ballenas, a Pelota le encantaba jugar al fútbol con los peces y los pulpos.
Pasaba horas y horas practicando sus pases y tiros al arco, soñando con algún día poder participar en un torneo internacional.
Un día, mientras entrenaba en el arrecife de coral, un avión volando sobre el mar lanzó por error un balón de fútbol que cayó justo frente a ella. Pelota no podía creer su suerte y decidió llevar el balón consigo hasta la superficie para devolverlo a sus dueños.
Con todas sus fuerzas nadó hacia arriba, saltando fuera del agua como si fuera una pelota misma. Al emerger del agua, Pelota se encontró con un camión estacionado en la playa. En la parte trasera del camión había un grupo de niños jugando al fútbol, quienes al verla quedaron sorprendidos y emocionados.
- ¡Miren chicos! ¡Es una ballena que juega al fútbol! -exclamó uno de los niños. Pelota se acercó lentamente hacia ellos sosteniendo el balón entre sus aletas.
Los niños no podían creer lo que veían y rápidamente comenzaron a jugar un partido improvisado con la ballena como parte de su equipo. El partido fue emocionante y reñido. Pelota demostraba toda su destreza futbolística bajo la atenta mirada de los niños asombrados.
Con su gran tamaño lograba despejar cualquier intento de gol por parte del equipo contrario, mientras que con sus precisos pases permitía que su equipo anotara varios goles. Finalmente, el partido llegó a su fin con un marcador muy ajustado a favor del equipo de Pelota.
Los niños celebraban felices junto a ella, agradeciéndole por haberles regalado esa experiencia única e inolvidable.
Desde ese día, Pelota se convirtió en la mascota oficial del equipo de fútbol infantil y juntos participaron en numerosos torneos donde demostraron que el verdadero trabajo en equipo no entiende de diferencias ni barreras.
Y así, gracias a su pasión por el fútbol y su espíritu colaborativo, Ballena Pelota enseñó una valiosa lección: que todos podemos ser parte de algo importante sin importar nuestras diferencias; solo hace falta voluntad y corazón para lograrlo.
FIN.