El partido justo


Salva un niño era un chico muy alegre y activo. Le encantaba jugar al fútbol con sus amigos en el parque del barrio, donde pasaban las tardes divirtiéndose y haciendo goles.

Un día, su entrenador Ake les anunció que tendrían que jugar un partido importante contra otro equipo del barrio. Salva estaba emocionado por la idea de competir y ganar, pero también sentía una pequeña preocupación, ya que sabía que el otro equipo era muy fuerte.

El día del partido llegó y ambos equipos salieron al campo con mucha energía. El juego fue intenso desde el principio, con muchas jugadas rápidas y oportunidades de gol para ambos lados.

Finalmente, después de mucho esfuerzo y trabajo en equipo, Salva logró hacer un gol decisivo para su equipo. Los niños saltaron de alegría y se abrazaron celebrando la victoria.

Pero cuando se acercaron a recibir los premios, descubrieron algo sorprendente: no habían ganado la compra del mundo como esperaban, sino que recibieron unos trofeos simbólicos por haber demostrado valores importantes como el compañerismo y el fair play durante todo el torneo.

Los niños se sintieron orgullosos de sí mismos por haber participado en un evento deportivo justo e igualitario donde lo más importante no era ganar a cualquier costo sino divertirse juntos mientras aprendían a respetarse mutuamente.

A partir de ese día, Salva entendió que aunque ganar es genial, lo más valorable es tener amigos leales y compartir momentos únicos juntos. Y así continuó disfrutando del fútbol en el parque, pero siempre recordando que lo más importante no era la victoria, sino el camino hacia ella.

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