El Paseo a Puerto Chicama
Era un soleado día en la ciudad, y Aliss se estaba preparando para otro día normal. Sin embargo, Edith llegó con una gran idea.
"¡Aliss! Hoy deberíamos ir a Puerto Chicama. ¡Va a ser genial!" exclamó Edith llena de energía.
Aliss frunció el ceño y respondió: "No sé, no me parece tan divertido. Puede ser un embole, yo preferiría quedarme en casa."
Chris, que estaba escuchando en silencio, se animó un poco: "Vamos, Aliss, quizás te sorprenda. Además, puedo manejar mi auto y podemos escuchar música."
"Sí, hagamos eso, ¡tendremos una banda sonora épica!" dijo Edith emocionada.
Aliss suspiró profundamente, pero la energía de sus amigos era contagiosa. Finalmente, aceptó: "Está bien, pero solo por ustedes."
Así, los tres amigos subieron al auto de Chris, llenaron el ambiente de música con Stray Kids, y empezaron su viaje. El camino fue divertido, lleno de risas y pequeñas anécdotas que contaba Edith mientras Chris sonreía tímidamente.
Cuando llegaron a Puerto Chicama, el lugar era impresionante. La arena dorada y las olas suaves hacían que el paisaje fuera hermoso, pero Aliss seguía con una actitud negativa.
"No sé por qué estamos aquí, sólo hay arena y agua. ¿Qué hay de divertido en eso?" murmuró.
Edith, con un brillo en los ojos, la miró: "¡Vení, Aliss! Vamos a jugar en la playa. Tenemos que construir un castillo de arena. Te va a encantar."
Al principio, Aliss fue reacia, pero los tibios rayos del sol y la risa de Edith la llevaron a unirse. Mientras empezaban a hacer el castillo, conocieron a un grupo de niños que también estaban jugando en la playa.
"¡Hola! ¿Pueden unirse a nosotros?" preguntó una niña de ojos brillantes, llamada Luna.
"Claro, sería divertido!" respondió Edith, y poco a poco, los nuevos amigos también se unieron a la construcción del castillo.
Aliss observó mientras todos colaboraban, riendo y creando algo juntos. Se dio cuenta de que estaba disfrutando más de lo que pensaba.
"Miren lo que hemos construido, ¡es enorme!" gritó uno de los chicos, dejando a Aliss sorprendida.
"Es verdad, esto es más divertido de lo que creía..." admitió Aliss con una sonrisa.
Edith sonrió y dijo: "¡Ves! A veces, hay que dejarse llevar y probar cosas nuevas."
De repente, un fuerte viento levantó la pala de Aliss y voló justo hacia el agua.
"¡Oh no!" gritó, pero antes de que pudiera desesperarse, Chris se armó de valor.
"Voy a buscarla, no se preocupen." Dijo Chris con nervios, mientras corría hacia el agua, y para sorpresa de todos, se tiró al mar y rescató la pala.
"¡Chris! ¡Eres un héroe!" exclamó Edith.
"Sólo quería ayudar..." murmuró Chris, sonrojándose un poco, pero había un destello de confianza en sus ojos ahora.
A medida que el día avanzaba, Aliss se dio cuenta de que no sólo se había divertido, sino que también había aprendido lo valioso que es dejarse llevar.
Cuando el sol comenzó a ponerse, todos se sentaron en la playa, con sus pies enterrados en la arena, contemplando el ocaso.
"Gracias por este día. No lo esperaba, pero fue realmente especial," dijo Aliss con sinceridad.
"Lo importante es siempre probar cosas nuevas y hacerlo con amigos," respondió Edith, contenta.
Chris asintió, y por primera vez, se unió a la conversación: "Estoy feliz de que vinimos, ya quiero hacerlo de nuevo."
Pasaron el resto de la tarde compartiendo historias y disfrutando del momento, dejando atrás las dudas y miedos.
Al final del día, Aliss se dio cuenta de que a veces las cosas más increíbles ocurren cuando salimos de nuestra zona de confort. Y, con sus amigos a su lado, no podían esperar a planear su próxima aventura.
FIN.