El paseo del gallito Valiente



Había una vez un pequeño gallito llamado Valiente que vivía en una granja con su madre, la gallina Clotilde. Cada mañana, mientras el sol salía, Valiente soñaba con explorar el mundo más allá del corral. Un día, por fin, se sintió listo para su primera aventura.

"¡Mamá, hoy quiero salir a pasear!" - anunció Valiente con emoción.

Clotilde lo miró con ternura y dijo:

"Está bien, pero ten cuidado y regresa antes de que caiga la tarde. ¡Te quiero mucho!"

Valiente se sintió grande y valiente al recibir el abrazo de su madre. Partió emocionado, dando saltitos por el camino. La granja se extendía ante él, y cada rincón estaba lleno de sorpresas.

Mientras caminaba, Valiente se encontró con la vaca Marta.

"¡Hola, Valiente! ¿A dónde vas tan contento?" - preguntó Marta.

"Voy a explorar el mundo, ¡quiero conocer cosas nuevas!" - contestó el gallito, lleno de entusiasmo.

"Ten cuidado con el bosque, ¡hay que ser prudente!" - le advirtió la vaca.

Valiente se mostró valiente y siguió su camino. Al llegar al bosque, todo era más grande y colorido. Los árboles susurraban al viento y los pájaros cantaban alegres. Sin embargo, a medida que avanzaba, el camino se hizo más oscuro y más complicado.

De repente, Valiente se dio cuenta de que se había alejado mucho de casa y no sabía cómo regresar. Su corazón comenzó a latir rápido.

"¡Oh no! Estoy perdido..." - exclamó desconcertado.

En ese momento, recordó el abrazo de su madre, y su voz resonó en su cabeza:

"Siempre que sientas miedo, cierra los ojos y piensa en casa. Te ayudará a encontrar el camino."

Valiente tomó aire y cerró los ojos. Se imaginó a su madre esperándolo, su suave plumaje y su calidez. Con renovado coraje, abrió los ojos y observó a su alrededor.

"Debo volver por donde vine" - se dijo a sí mismo y empezó a caminar hacia atrás.

Sin embargo, se encontró con un arroyo que no había visto antes. Por el salto del agua, Valiente se asustó de nuevo.

"¿Cómo cruzaré esto?" - murmuró.

Justo entonces, apareció un pez llamado Nino, que nadaba alegremente.

"¡Hola, gallito! ¿Te gustaría cruzar el arroyo?" - le preguntó Nino.

"Sí, pero no sé cómo hacerlo" - admitió Valiente.

"Yo te ayudaré, ven conmigo. Te enseñaré a saltar de piedra en piedra. ¡Es fácil!" - dijo Nino con una sonrisa.

Valiente se sintió más tranquilo. Siguiendo las instrucciones de su nuevo amigo, logró cruzar el arroyo saltando de piedra en piedra, hasta que al fin llegó al otro lado.

"¡Lo logré!" - gritó Valiente, lleno de alegría.

Continuó su camino y finalmente, pudo ver el cielo despejado al otro lado del bosque. En su mente solo pensaba en regresar con su madre.

Cuando llegó de nuevo a la granja, Clotilde estaba esperándolo con los brazos abiertos.

"¡Oh, Valiente! Estaba tan preocupada por vos. ¿Dónde estuviste?" - le dijo su madre, mientras le daba un cálido abrazo.

"Mamá, fue una gran aventura, pero me perdí y no sabía cómo volver. Pero recordé tu abrazo y eso me ayudó" - confesó Valiente.

Clotilde sonrió y le acarició la cabeza.

"Siempre estaré aquí para vos, gallito. A veces es bueno explorar, pero también es importante saber cuándo regresar a casa."

Desde aquel día, Valiente siguió explorando el mundo, pero siempre regresaba a casa a contar sus historias a su madre. Nunca olvidó el poder de un abrazo y la valentía que encontró en su interior.

Y así, Valiente aprendió que cada aventura tiene sus desafíos, pero también su recompensa. Lo más importante es saber regresar al amor y la seguridad del hogar.

FIN.

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