El Paseo Inesperado
En una hermosa mañana en Buenos Aires, un curioso gato llamado Gato salió de su casa en busca de aventura. Gato era pequeño y ágil, con un pelaje atigrado que brillaba al sol. Su espíritu aventurero lo llevó hasta el Aeroparque Jorge Newbery, donde los aviones aterrizaban y despegaban, creando un ambiente lleno de vida.
Mientras exploraba, Gato vio una gran sombra pasar sobre él. Al mirar hacia arriba, se encontró con una majestuosa jirafa llamada Jirafina. ¡Nunca había visto a una jirafa antes!"¡Hola! Soy Gato. ¿Y vos quién sos?" - preguntó con curiosidad.
"¡Hola, Gato! Soy Jirafina, y estoy de visita en la ciudad. Me encanta ver los aviones desde aquí, son tan interesantes" - respondió la jirafa, moviendo su largo cuello con gracia.
Gato se sintió emocionado. "¡Me encantaría acompañarte! Pero... ¿cómo vamos a hacer para pasear?" - cuestionó, mirando la altura de su amiga.
"No te preocupes, puedo agacharme un poco y podremos disfrutar juntos del paisaje" - dijo Jirafina, sonriendo. Así que, decididos a vivir una gran aventura, comenzaron a explorar el Aeroparque juntos.
Mientras paseaban, Gato mostró a Jirafina diferentes lugares que conocía: los árboles donde podía escalar, y los bancos donde los humanos se sentaban a leer y descansar. Jirafina, a su vez, le mostró a Gato cómo podía ver todo desde las alturas.
"Mirá, desde aquí puedo ver todo el parque. ¡Es tan lindo!" - exclamó Jirafina, elevando un poco su cabeza.
Gato se preguntó si podría hacer algo similar. "¿Y si subo a tu espalda?" - propuso entusiasmado.
"¡Buena idea! Pero ten cuidado, es muy alto y yo soy un poco nerviosa" - respondió Jirafina, acotando una sonrisa.
Gato trepó con destreza y se acomodó en la espalda de Jirafina. Viajaban juntos a una nueva perspectiva, y se sintió como un gran aventurero.
Sin embargo, mientras miraban el paisaje, escucharon un ruido inusual. Un grupo de aves se había asustado y comenzó a volar en todas direcciones.
"¡Oh no! ¿Qué pasa?" - preguntó Gato, sintiendo que algo no estaba bien.
"Parece que un perro está correteando detrás de ellas" - explicó Jirafina, mirando más lejos. El perro era un perro de la ciudad, muy juguetón, pero no entendía que estaba asustando a las aves.
"Debemos ayudar a las aves, ¡no pueden estar asustadas!" - dijo Gato, pensando rápidamente. "¡Vamos a distraer al perro!" - sugirió.
"¡Genial! ¿Cómo haremos eso?" - preguntó Jirafina con interés.
"Yo puedo atraer su atención mientras vos lo asustás con tu altura. ¡Vamos!" - dijo Gato, con firmeza.
Gato saltó de la espalda de Jirafina y empezó a corretear, haciendo ruidos divertidos. El perro se detuvo, intrigado por el pequeño gato que brincaba y maullaba. Jirafina aprovechó para asomarse y mover su largo cuello.
"¡Mirá hacia arriba!" - gritó Gato.
El perro, al ver a la gran figura de la jirafa, empezó a ladrar, pero se dio cuenta de que era más divertido perseguir a Gato. Mientras el perro corría detrás de Gato, las aves tranquilamente volvieron a sus lugares seguros.
"¡Lo logramos!" - dijo Jirafina, feliz.
Cuando el perro terminó por cansarse y dejó de ladrar, Gato y Jirafina se acercaron a las aves, que ahora estaban tranquilas y posadas en los árboles.
"¡Gracias, Jirafina! Eres una gran amiga" - dijo Gato, agradecido por la ayuda de su nueva amiga.
"Y vos también, Gato. Aunque seamos diferentes, juntos podemos hacer grandes cosas" - respondió Jirafina, sonriendo.
Después de su emocionante aventura, decidieron que era momento de descansar. Se sentaron bajo un árbol frondoso, disfrutando de la brisa fresca y del sonido del Aeroparque.
Desde entonces, Gato y Jirafina se volvieron inseparables. Cada vez que se encontraban, vivían nuevas aventuras en el Aeroparque, aprendiendo el uno del otro sobre la amistad, el trabajo en equipo y cómo apreciar las diferencias.
Y así, un pequeño gato y una gran jirafa demostraron que la amistad no sabe de tamaños, y que con un poco de coraje y colaboración, uno puede hacer del mundo un lugar mejor.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.