El Paseo Mágico de Lila, Pato y Dogo



Era un hermoso día soleado en el parque de la ciudad. Lila, una niña pequeña con una gran imaginación y una sonrisa que iluminaba el lugar, decidió pasear con su mejor amigo, Dogo, un perro juguetón y siempre lleno de energía. Pero hoy había alguien más que acompañaría a Lila y Dogo: su nuevo amigo Pato, que había llegado al parque para disfrutar del agua del estanque.

"¡Hola, Pato!", saludó Lila mientras movía su mano con alegría.

"Hola, Lila! ¿Te gustaría jugar en el agua?" dijo Pato con una voz suave y melodiosa mientras chapoteaba con sus patitas.

"¡Sí! ¡Pero Dogo no sabe nadar!" respondió Lila dando una vuelta sobre si misma.

"No hay problema, Lila. Podemos hacer otras cosas divertidas por aquí", ladró Dogo, moviendo su colita con emoción.

Lila pensó un momento y luego exclamó:

"¡Vamos a construir un barco de papel en la orilla del estanque!"

Así que los tres se pusieron manos a la obra, recolectando hojas y ramitas. Juntos, construyeron un barco de papel que flotaba alegremente en el agua.

"¡Miren! ¡Navega!" gritó Pato emocionado.

"¡Es hermoso!" dijo Dogo mientras ladraba, dejando escapar burbujas de felicidad.

Pero de repente, una brisa fuerte sopló y el barco comenzó a alejarse. Lila se preocupó.

"¡Oh no! ¡Se va muy lejos!"

"¡Yo lo atraparé!" dijo Dogo sin pensarlo dos veces, y saltó hacia el agua.

Lila gritó con miedo:

"¡Dogo! ¡No!"

"Tranquila, Lila. Sé nadar un poco", respondió Dogo desde el agua, aunque no estaba tan seguro.

Dogo nadó con todas sus fuerzas, pero el barco seguía avanzando. Entonces, Pato, viendo que su amigo necesita ayuda, decidió actuar.

"¡No te preocupes, Dogo! Yo te ayudaré!" y con un rápido movimiento, Pato se lanzó al agua como un torpedo.

Las patitas de Pato eran muy rápidas y, en un instante, llegó al barco.

"¡Agárrate fuerte, Dogo!" gritó mientras se posicionaba junto a él.

"¡Vamos!" ladró Dogo, y juntos lograron empujar el barco hacia la orilla.

Lila miraba asombrada la valentía de sus amigos. Al final, Dogo y Pato lograron traer el barco de regreso, y Lila se lanzó a abrazarlos.

"¡Son los mejores amigos del mundo!"

Después de esa aventura, decidieron que no solo construirían barcos de papel sino que también aprenderían a cuidarse mutuamente.

"A veces, hay que ser valiente, pero lo mejor es que siempre estamos juntos", dijo Dogo, moviendo su cola.

"Sí, siempre juntos. ¡Como un equipo!" alegó Pato con una sonrisa.

Desde aquel día, los tres amigos supieron que la verdadera amistad no solo se trata de estar juntos en los momentos buenos, sino también de ayudarse y cuidarse los unos a los otros, sin importar cuán grande o pequeño sea el desafío. Y así, Lila, Dogo y Pato vivirían muchas aventuras más, siempre aprendiendo y creciendo juntos.

FIN.

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