El Paseo Soñado al Parque



Era un soleado lunes cuando la profesora Mariela entró al aula con una gran sonrisa. Los chicos, sentados en sus pupitres, la miraban con curiosidad.

"¡Buenos días, chicos! ¿Qué tal si hacemos algo diferente esta semana?" - dijo Mariela, jugando con una pelota de colores que tenía en la mano.

"¿Qué hacemos, profe?" - preguntó Lucas, un niño de cabello rizado al frente de la clase.

"He pensado en un paseo al parque. ¡Podemos aprender y divertirnos al mismo tiempo!" - añadió Mariela.

Los estudiantes gritaron emocionados.

"¡Sí! ¡Vamos!" - exclamó Ana, mientras movía su mano en el aire.

"¿Y qué más haremos en el parque?" - preguntó Sofía.

"Haremos un scavenger hunt, donde buscaremos cosas de la naturaleza. Aprenderemos sobre las plantas y los animales que habitamos en nuestra ciudad," - explicó Mariela.

Los chicos se miraron entre sí, llenos de alegría. Sin embargo, algo inesperado ocurrió. La tarde del día siguiente, cuando se preparaban para salir, comenzó a llover intensamente. La profesora Mariela observó por la ventana. Los niños estaban desanimados.

"No se preocupen. Tal vez el paseo del parque pueda cambiarse por algo dentro. ¿Qué les parece un 'Día de la Naturaleza' en el aula?" - sugirió Mariela.

Los chicos la miraron confundidos. Algunos comenzaron a murmurar.

"Pero no es lo mismo, profe..." - se quejó Juan.

"Entiendo, chicos. Pero podemos hacer algo muy divertido y aprender a cuidar la naturaleza. Vamos a traer tierra, plantas y todo lo que necesitemos para crear nuestro propio jardín dentro de la escuela. ¿Qué dicen?" - respondió Mariela.

Los niños comenzaron a animarse un poco.

"¡Eso sería genial! Podríamos hacer un jardín vertical!" - sugirió Ana.

La idea se fue expandiendo entre ellos, surgiendo nuevas ideas y conceptos sobre cómo crear un jardín que no solo adornara el aula, sino que también les enseñara sobre el medio ambiente.

Así fue como el miércoles, en lugar de salir al parque, los alumnos se metieron de lleno en la tarea de crear su jardín. Trajeron macetas, tierra, semillas y plantas. Mariela, con ayuda de los niños, les explicó cómo regar las plantas adecuadamente y qué tipo de plantas eran mejores para el espacio que tenían.

"¡Miren! Esto es albahaca, se puede usar en la cocina", - dijo Mariela levantando una planta.

"Y esto es romero, ¡huele tan rico!" - añadió Joaquín, enquanto olía la planta con una gran sonrisa.

A medida que las horas pasaban, los estudiantes se adentraron en el mundo de la naturaleza, aprendiendo sobre cada planta, y la necesidad de cuidarlas y protegerlas.

El día del último taller, la lluvia cesó, y el sol brillaba como nunca. Mariela se dio cuenta de que no solo habían creado un jardín, sino un espacio que unía sus aprendizajes y sus risas.

"Chicos, el parque nos dio la oportunidad de acercarnos al mundo natural, incluso desde aquí. Todo la naturaleza es valiosa, ya sea en un parque o en un aula. ¡Y ahora tienen su propio jardín en la escuela!" - exclamó mientras los chicos aplaudían contentos.

A medida que cada vez que pasaban por el jardín, los estudiantes se acordaban de todo lo que habían aprendido y comprendían lo importante que era cuidar del medio ambiente. Así, el paseo al parque se transformó en una especie de aventura que quedó grabada en sus corazones, enseñándoles a tener amor y respeto por la naturaleza, sin importar en dónde estén.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Pero lo que los chicos aprendieron seguiría floreciendo cada día en su jardín de la escuela.

FIN.

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