El pastel de la amistad



Laura estaba emocionada por el viaje a Puebla. Su tía cumplía años y ella había decidido sorprenderla con un pastel delicioso que había aprendido a hacer en la escuela de cocina.

Mientras iba en el autobús, Laura se imaginaba cómo sería la cara de su tía al ver el pastel. Se le hacía agua la boca solo de pensar en él. De repente, una fuerte sacudida hizo que todos los pasajeros se asustaran.

El autobús comenzó a tambalearse y Laura sintió miedo. "¿Qué está pasando?"- preguntó Laura al hombre sentado a su lado. "No lo sé, pero parece que tenemos una llanta pinchada"- respondió él con preocupación.

Los minutos pasaron y finalmente el conductor logró detener el autobús en un lugar seguro. Todos bajaron para estirar las piernas mientras esperaban ayuda. Laura decidió aprovechar ese tiempo extra para practicar su técnica de decoración del pastel.

Sacó sus herramientas y comenzó a trabajar sobre un pedazo de papel encerado. Fue entonces cuando una niña se acercó curiosa a ver qué hacía Laura. La pequeña tenía una expresión triste en su rostro y parecía tener frío ya que no llevaba abrigo.

"Hola, ¿qué haces?"- preguntó la niña tímidamente. "Estoy practicando cómo decorar un pastel para mi tía" -respondió Laura sonriendo-. "¿Te gustaría ayudarme?"La niña asintió emocionada y juntas comenzaron a diseñar diferentes patrones sobre el papel encerado.

Para cuando terminaron, el pastel ya estaba listo para ser horneado. "¿Quieres quedarte a ayudarme a hornear el pastel?"- preguntó Laura a la niña. La pequeña aceptó feliz y juntas comenzaron a mezclar los ingredientes.

Laura le enseñó cómo medir las porciones y cómo batir los huevos con el azúcar hasta que se formara una mezcla esponjosa. Cuando finalmente metieron el pastel en el horno, la niña se acurrucó junto a Laura para verlo crecer.

Fue entonces cuando empezaron a hablar sobre las cosas que les gustaban hacer. Laura descubrió que la niña no tenía muchos amigos en su escuela porque era nueva. Así que le propuso invitarla al cumpleaños de su tía para que pudiera conocer gente nueva.

Finalmente, llegó la ayuda y todos volvieron al autobús. El trayecto continuó sin más problemas hasta llegar a Puebla. Laura había hecho un nuevo amigo y estaba emocionada por presentárselo a su tía.

El cumpleaños fue un éxito gracias al delicioso pastel de Laura y la alegría contagiosa de la pequeña amiga que había conocido en el camino hacia allí.

De ese día en adelante, Laura no solo aprendió algo nuevo sobre cocina sino también sobre amistad y solidaridad, lo cual hizo aún más dulce esa celebración familiar.

FIN.

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