El pastor mentiroso
Santy era un niño que cuidaba un rebaño de ovejas en las verdes colinas. Un día, para divertirse, decidió gastarle una broma a los aldeanos. Corrió hacia el pueblo gritando: '¡Ha venido el lobo, el lobo!'.
Alarmados, los aldeanos acudieron rápidamente para ayudarlo, solo para descubrir que Santy se reía de ellos. Después de esta broma, Santy se sintió muy divertido y decidió hacerlo nuevamente al día siguiente.
Al día siguiente, en la colina, el lobo de verdad apareció y comenzó a atacar a las ovejas. Santy corrió hacia el pueblo gritando por ayuda, pero esta vez, nadie creyó en sus palabras.
Las ovejas sufrieron daños y Santy aprendió la lección de que mentir no es correcto y que la confianza es algo que se gana con la honestidad. Desde ese día, Santy nunca volvió a mentir y se esforzó por ser un pastor responsable y de confianza.
Y así, con el tiempo, volvió a ganarse la confianza de los aldeanos y se convirtió en un ejemplo de integridad para todos.