El Pastor, sus Corderos y Tobi



En un hermoso valle rodeado de montañas, vivía un pastor llamado Julián. Julián tenía un rebaño de corderos, y su mejor amigo era un perro llamado Tobi. Tobi era un perro muy inteligente y siempre estaba listo para ayudar a Julián.

Un día soleado, Julián decidió llevar a sus corderos a pastar a un nuevo campo lleno de hierba verde y fresca. "¡Vamos corderitos!"-, gritó Julián con alegría. Tobi salió corriendo, moviendo su cola con entusiasmo.

Cuando llegaron al campo, los corderos comenzaron a saltar de felicidad. Julián se sentó bajo un árbol, observando a sus corderitos mientras Tobi jugaba a su alrededor.

"Mirá cómo saltan, Tobi! ¡Están muy contentos!"- dijo Julián riendo.

Pero de repente, un viento fuerte sopló y una nube oscura cubrió el sol. "¿Qué está pasando?"- se preguntó Julián. Justo en ese momento, un rayo de luz iluminó el camino y una hermosa mariposa azul apareció.

"¡Hola! Soy Lila, la mariposa!"- dijo la mariposa con una voz suave. "He perdido a mis amigas en el bosque. ¿Me podrían ayudar a encontrarlas?"-

Julián miró a Tobi y le dijo: "¿Qué te parece, Tobi? ¡Vamos a ayudar a Lila!"- Tobi ladró emocionado y asintió con su cola.

Así que, Julián, Tobi y Lila se adentraron en el bosque. Mientras caminaban, Julián les explicó a Tobi y a Lila la importancia de la amistad y de ayudar a los demás.

"Siempre es bueno ayudar a quienes nos rodean, aunque no los conozcamos. Juntos somos más fuertes"-, dijo Julián. Tobi ladró en señal de acuerdo.

Siguieron buscando a las amigas de Lila por mucho tiempo. Preguntaron a los pájaros, a las ardillas y a otros insectos, pero nadie parecía haber visto a las mariposas.

Justo cuando estaban por rendirse, Tobi comenzó a ladrar y correr hacia un árbol grande. Julián y Lila lo siguieron. Cuando llegaron, encontraron un grupo de mariposas en una rama. "¡Lila!"- gritaron las mariposas al verla.

"¡Las encontré!"- exclamó Lila muy feliz. Las mariposas se unieron a Lila y comenzaron a bailar alrededor de Julián, Tobi y sus corderos.

"¡Gracias, Julián y Tobi!"-, dijo Lila emocionada. "Nunca pensé que podría encontrar a mis amigas sin ayuda. Ustedes son los mejores!"-

Julián sonrió mientras los corderos grazonaban felices. "Lo hicimos juntos, es lo que vale mostar nuestro corazón y ser amables con los demás"-

Cuando el sol comenzó a bajar en el horizonte, Julián, Tobi y los corderos regresaron a casa. En el camino, Julián miró a su amigo Tobi y le dijo: "Hoy hemos aprendido que siempre debemos estar dispuestos a ayudar"-.

Tobi le ladró como si comprendiera toda la sabiduría de su amo. Y así, por muchos días, en el valle vibrante, Julián, Tobi y sus corderitos vivieron felices, dispuestos a ayudar a quien lo necesitara, siempre recordando aquel día especial en el bosque.

FIN.

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