El patio encantado



Había una vez en un pequeño pueblo argentino, una seño llamada Laura que trabajaba en un jardín de infantes. Era una mujer muy cariñosa y divertida, siempre buscando nuevas formas de enseñar a sus pequeños alumnos.

Un día, mientras los niños jugaban en el patio del jardín, la seño Laura tuvo una idea brillante. Decidió transformar el aburrido patio en un lugar mágico y lleno de diversión para los niños.

Convocó a todos los padres y les pidió su colaboración para llevar a cabo su plan. Los padres aceptaron emocionados y comenzaron a trabajar en equipo. Algunos trajeron pintura para darle vida a las paredes del patio, otros construyeron juegos como resbaladillas y columpios.

Incluso hubo padres que donaron plantas y flores para decorar el lugar. Cuando todo estuvo listo, la seño Laura invitó a los niños al nuevo patio. Sus ojos se iluminaron al ver tantos colores y juegos divertidos.

Corrieron hacia las resbaladillas, subieron a los columpios y exploraron cada rincón del nuevo espacio. "¡Seño Laura, esto es increíble!"- exclamó uno de los niños mientras saltaba emocionado. La seño Laura sonrió orgullosa al ver la alegría en sus rostros.

"Me alegra mucho que les guste chicos"- respondió con ternura. "Pero recuerden que este patio no solo es para jugar, también podemos aprender muchas cosas aquí". Los niños asintieron curiosos e intrigados por lo que la seño tenía preparado para ellos.

"Hoy vamos a aprender sobre las diferentes plantas y flores que hay en nuestro patio"- anunció la seño Laura. "Cada uno de ustedes va a ser responsable de cuidar una planta y aprenderemos juntos cómo hacerlo".

Los niños estaban emocionados con la idea y rápidamente eligieron sus plantas. La seño Laura les enseñó cómo regarlas, darles sol y protegerlas de los insectos. También les mostró cómo observarlas crecer día a día.

Con el paso del tiempo, los niños se convirtieron en expertos jardineros. Sus plantas crecían sanas y fuertes gracias al amor y cuidado que les brindaban. Un día, mientras los niños disfrutaban del patio, notaron algo extraño: había un pequeño arbusto que no habían visto antes.

Se acercaron curiosos para examinarlo. "¡Seño! ¡Miren esto!"- gritó uno de ellos. "¡Hay un arbusto nuevo en nuestro patio!"La seño Laura sonrió emocionada al ver el descubrimiento de sus alumnos.

"Ese es un árbol especial llamado "Árbol del Amor". Solo crece cuando las personas trabajan juntas con amor y dedicación". Los niños se miraron entre sí con una gran sonrisa en sus rostros.

Habían aprendido una valiosa lección sobre trabajo en equipo, cuidado por la naturaleza y amistad. Desde ese día, el patio del jardín fue conocido como un lugar mágico donde los niños aprendían jugando, cultivando su amor por la naturaleza y fortaleciendo su amistad.

Y así, gracias a la creatividad e inspiración de la seño Laura, aquel aburrido patio se convirtió en un lugar lleno de diversión y aprendizaje para los niños del jardín.

FIN.

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