El Patito Feo
En una granja en la hermosa campiña argentina, vivía una mamá pata junto a sus cinco patitos. Todos los patitos eran lindos y simpáticos, excepto uno que se sentía diferente.
El patito feo era más grande y desgarbado que sus hermanos, y su plumaje era de un color grisáceo. Los otros patitos siempre se burlaban de él, lo que lo entristecía profundamente. Un día, el patito feo decidió salir en busca de un lugar donde lo aceptaran tal como era.
Durante su travesía, conoció a distintos animales de la granja que, a pesar de sus diferencias, lo ayudaron y le enseñaron valiosas lecciones.
"No te preocupes por lo que los demás piensen, sé siempre tú mismo", le dijo una sabia oveja. "Las apariencias no son importantes, lo que importa es lo que hay en tu corazón", le aconsejó una amable vaca. "No te desanimes, las diferencias nos hacen únicos y especiales", le explicó un simpático conejo.
Con el tiempo, el patito feo comprendió que su valor iba mucho más allá de su aspecto físico. Finalmente, encontró un hermoso lago donde conoció a un grupo de elegantes cisnes.
Para su sorpresa, al reflejarse en el agua, descubrió que ya no era un patito feo, ¡sino un hermoso cisne! A partir de ese momento, se unió a su nueva familia y vivió feliz siendo aceptado y querido por quienes realmente valoraban su nobleza y bondad.
FIN.