El Patito Feo y la Gran Carrera



Era una mañana soleada en el lago. Todos los patos estaban emocionados porque se acercaba la gran carrera anual del río, donde todos los animales se reunirían para competir y divertirse. Entre ellos estaba Patito, quien siempre se sentía diferente.

Desde que había nacido, Patito había sido objeto de burlas por su aspecto. Era más grande y sus plumas eran de un color gris que no se parecía a los brillantes amarillos de sus hermanos. La mayoría de los patos lo ignoraban, pero eso no le quitaba las ganas de participar.

"¡Este año, quiero participar!" - dijo Patito a su madre.

"Claro, querido, pero quizás te convenga observar un poco antes de unirte. Algunos de los otros patos son muy rápidos" - respondió mamá pato con ternura.

Patito se armó de valor y decidió ir a la carrera para ver cómo era. Al llegar, sus ojos se abrieron de par en par. Había patos de todos los colores y formas, cada uno lucía más hermoso que el anterior.

"¿Por qué no son como yo?" - se preguntó.

Mientras tanto, sus hermanos se estaban preparando para la carrera. Un pato pequeño, llamado Lucas, se acercó a Patito.

"¿Por qué no participas?" - le preguntó Lucas.

"Porque no soy bonito, los otros patos se reirán de mí" - contestó Patito, con la cabeza baja.

"¿Alguna vez has pensado que quizás eso no es lo más importante?" - insistió Lucas.

"¿Qué quieres decir?" - preguntó Patito, confundido.

"Lo importante es cómo corremos, no cómo nos vemos. Además, ¡yo seré tu compañero!" - sonrió Lucas.

Con un poco de ánimo, Patito decidió que iba a intentarlo. En el día de la carrera, vio a todos los patos alineados en la orilla. Cuando dijeron '¡listo, fuera!', todos comenzaron a correr y a chapotear en el agua. Al principio, Patito se quedó atrás, inseguro.

Pero entonces recordó las palabras de Lucas. Se esforzó al máximo y comenzó a nadar con todas sus fuerzas. Patito se dio cuenta de que estaba mucho más cómodo en el agua que en tierra.

"¡Vamos, Patito!" - gritaron sus hermanos desde la orilla.

Patito empezó a ganar confianza, nadando más rápido. Con cada palada, se acercaba más a los demás patos. Luchó, luchó y luchó y, para su sorpresa, ¡estaba en la delantera!

Los demás patos se dieron cuenta de su velocidad y comenzaron a gritar.

"¡Miren al patito feo! ¡Está ganando!" - exclamaron algunos sorprendidos.

Sin embargo, hay más en esta historia. Mientras Patito estaba cerca de la meta, una tormenta repentina se desató. El viento soplaba fuerte y el agua comenzó a agitarse.

"¡Ayuda!" - gritó una de las patitas más pequeñas que estaba en problemas. Al verla, Patito no dudó ni un segundo. Se lanzó hacia ella, nadando valientemente.

"Tranquila, yo te ayudo" - dijo Patito. Juntos, lucharon contra la corriente y, al final, Patito logró rescatarla y llevarla a la orilla, donde estaban los demás.

Los animales del lago quedaron impresionados con su valentía.

"¡Eres un héroe, Patito!" - aclamaron todos, incluida la misma patita que había rescatado.

Entonces, Patito se dio cuenta de que lo que realmente importa no es el aspecto exterior, sino el coraje y la bondad que uno tiene en el corazón. Desde ese día, Patito fue conocido como el más rápido y valiente de todos, y ya no se sintió más como un patito feo.

"Voy a participar cada año, y no por las plumas, sino por la diversión y la amistad" - anunció con una gran sonrisa.

Y así, Patito encontró su lugar en el lago y la aceptación que tanto anhelaba, gracias a su valentía y lecciones aprendidas en la gran carrera.

FIN.

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