El Patito Juan y el Sapo Pepe



Era un soleado día en la esquina de Avenida San Juan. La plaza estaba llena de niños y familias disfrutando del clima. De repente, se escucha un fuerte croar. Era el Sapo Pepe, que venía saltando con gran energía. A su lado, se encontraba el Patito Juan, que nadaba en una charca cercana.

La gente se dio cuenta de que, en ese preciso momento, algo inusual estaba a punto de suceder. Los dos personajes infantiles, conocidos por sus canciones y travesuras, se miraron fijamente.

"¡Hoy te va a ir mal, Patito Juan! ¡Te desafío a un duelo!" - exclamó el Sapo Pepe, inflando su pecho con valentía.

"¿Un duelo? ¿Por qué, Sapo Pepe? Si somos amigos, en lugar de pelear podríamos cantar juntos una canción sobre la amistad" - respondió el Patito Juan con su voz suave.

Pero Pepe estaba decidido a demostrar que él era más divertido, más saltarín y, sobre todo, más fuerte.

"No, Juan. ¡Hoy demostraré que soy el más genial!" - dijo el sapo mientras comenzaba a dar saltos acrobáticos.

"Está bien, si insistes, entonces que comience el desafío" - dijo el Patito Juan, a pesar de que su corazón no quería pelear.

Así que la batalla comenzó. El Sapo Pepe saltaba y hacía piruetas, mientras el Patito Juan nadaba y se deslizaba por la charca, creando ondas de colores. La multitud gritaba y aplaudía, pero a medida que la competencia avanzaba, algo raro comenzó a suceder.

Pepe se dio cuenta de que a pesar de sus increíbles saltos, había algo que Juan hacía mejor: ¡sonreír y alegrar a todos! Los niños comenzaron a cantar la famosa canción de El Patito Juan, distrayendo al sapo.

Sapo Pepe, al ver a la multitud disfrutar, se sintió un poco inseguro.

"¡Eh! ¿Por qué gente grita más por él?" - murmuró Pepe, un poco celoso.

Y entonces, el Patito Juan notó que su amigo no estaba tan feliz y quiso ayudarlo.

"¡Ven, Pepe! ¡Unámonos! ¡Te enseñaré algunos pasos de baile!"

Pepe, sorprendido por la invitación, dudó un momento. Pero decidió aceptar:

"¿Bailar juntos? Bueno, quizás eso sea más divertido que pelear" - admitió el sapo, mientras se acercaba al Patito Juan.

Ambos comenzaron a bailar y saltar, combinando sus movimientos. La plaza se llenó de risas y alegría, todos los niños se unieron a ellos, creando una gran coreografía.

"¡Mirá! ¡La gente se divierte mucho más así!" - exclamó el Patito, sonriendo.

"¡Sí, Juan! ¡Eres un gran amigo!" - dijo Pepe, saltando al ritmo de los aplausos.

Al finalizar su baile, ambos personajes se abrazaron.

"Gracias por enseñarme que es mejor ser amigos que pelear" - dijo Pepe con sinceridad.

"Siempre, compañeros hasta el final" - respondió Juan.

La multitud estalló en aplausos, celebrando la nueva amistad entre el Patito Juan y el Sapo Pepe. Desde ese día, siempre fueron inseparables, compartiendo aventuras musicalmente, y recordando que la verdadera diversión es estar juntos.

Y así, el Patito Juan y el Sapo Pepe se convirtieron en los mejores amigos de la esquina de Avenida San Juan, demostrando que no hay mejor batalla que la de la amistad.

FIN.

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