El Patito Jus y el Viaje a la Amistad



Era una vez en un hermoso estanque, un patito llamado Jus. Jus era diferente a los demás patitos, pues tenía un plumaje de un color amarillo brillante que lo hacía destacar. Aunque los otros patitos jugaban entre ellos, Jus a menudo se sentía solo. Un día, mientras nadaba, escuchó una risa que provenía de la orilla.

"¡Mirá ese patito raro!" dijo una rana pequeña con una voz burlona.

Jus sintió que su corazón se encogía.

"No soy raro, solo soy diferente", murmuró para sí mismo, alejándose nadando.

Decidido a encontrar un amigo, Jus emprendió un pequeño viaje por el lago, nadando en dirección a un bosque cercano. En el camino, se encontró con una tortuga llamada Tina. Ella era tranquila y siempre sonreía. Jus se acercó:

"Hola, tortuguita. ¿Te gustaría ser mi amiga?"

"¡Claro!" respondió Tina, moviendo su cabeza con entusiasmo. "Siempre es bueno tener amigos. Pero, ¿te gustaría hacer algo divertido?"

"¡Sí! ¿Qué tienes en mente?" preguntó Jus, emocionado de tener compañía.

Tina propuso una carrera hasta la orilla del bosque. Jus se sintió confiado. Cuando dieron la señal de partida, Jus salió disparado, dejando a Tina atrás. Sin embargo, a medida que avanzaba, Jus empezó a sentir una punzada de preocupación.

"¡Espera, Tina!" dijo, volviendo hacia atrás.

Tina lo miró con una sonrisa.

"No te sientas mal, Jus. Lo importante es disfrutar el camino. ¡Vamos juntos!"

Jus, al escuchar esas palabras, decidió aunar fuerzas y nadar a su propio ritmo. Desde entonces, nadaron juntos, explorando cada rincón del bosque, llenos de risas y aventuras.

Un día, mientras exploraban, encontraron un pequeño arroyo que los llevó a una playa. Allí conocieron a un grupo de pelícanos que estaban jugando.

"¡Hola, ustedes dos! ¿Quieren unirse al juego de pesca?" preguntó un pelícano llamado Pedro.

Jus sintió un poco de nerviosismo, pero Tina lo animó.

"Vamos, Jus, ¡no hay nada de qué preocuparse!"

Así que se acercaron y se unieron a los pelícanos. Todos jugaban juntos, lanzando pequeñas piedras y tratando de atraparlas en el aire. Jus incluso atrajo la atención de los pelícanos.

"¡Qué buen salto, patito!" exclamó otro pelícano. Jus se sonrojó, pero se sintió contento. Por primera vez, se sentía parte de un grupo.

Pasaron los días y Jus se dio cuenta de que no era solo su color lo que lo hacía especial, sino su capacidad de ser amable y amigo.

Un poco más adelante, un fuerte viento azotó la playa. Todos los patos y pelícanos comenzaron a volar hacia el agua. Jus y sus amigos se unieron y trataron de ayudar a un polluelo que no sabía nadar.

"¡No te preocupes! ¡Vamos a ayudarte!" gritó Tina.

Con el esfuerzo conjunto de todos, lograron hacer que el polluelo llegara a la orilla, más seguro y feliz.

"¡Gracias, gracias! No sé qué hubiera hecho sin ustedes!" dijo el polluelo, con los ojos llenos de lágrimas de felicidad.

Ese día, Jus y sus amigos aprendieron una valiosa lección sobre la amistad y la unidad. Comprendieron que la verdadera belleza reside en la diversidad y en la capacidad de ayudar a los demás.

Tanto Jus como Tina se despidieron de sus nuevos amigos, prometiendo volver a visitarlos. Mientras regresaban al estanque, Jus sonrió y dijo:

"Hoy fue un gran día. Nunca pensé que podría hacer tantos amigos."

"Lo mejor aún está por venir, Jus. Recuerda, cada uno de nosotros es único. Eso es lo que nos hace especiales", respondió Tina.

Al llegar a casa, Jus les contó a su familia y a todos los patitos sobre su aventura. Desde ese día, Jus nunca volvió a sentirse solo. Se dio cuenta que ser diferente era un regalo. Y así, el patito Jus se convirtió en el pato más querido del estanque.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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