El patito que aprendió a ser honesto



Había una vez en el campo un patito llamado Pedro, que era muy travieso y le encantaba jugar bromas a sus hermanos. Siempre les decía que venía el lobo para asustarlos, aunque nunca era verdad.

Un día, mientras los otros patitos estaban jugando tranquilamente en el río, Pedro decidió hacer su broma de siempre.

Corrió hacia ellos gritando: "¡El lobo viene! ¡El lobo viene!" Pero esta vez algo inesperado ocurrió: cuando los demás patitos escucharon sus palabras, simplemente lo ignoraron y continuaron divirtiéndose. Pedro se quedó atónito. Nunca antes había pasado eso. Decidió intentarlo una vez más y corrió hacia ellos gritando aún más fuerte: "¡El lobo está aquí! ¡Corran por sus vidas!".

Pero nuevamente, nadie le prestó atención. Sus hermanos creían que solo estaba tratando de asustarlos como siempre. Esa noche, mientras todos dormían plácidamente en su nido junto al río, un verdadero lobo se acercó sigilosamente al campo.

El olfato del lobo lo llevó directo hacia el nido de los patitos. Cuando Pedro despertó por los ruidos fuera del nido, supo inmediatamente que algo andaba mal.

Miró a su alrededor y vio cómo el lobo estaba justo frente a ellos, con la boca abierta y listo para atacar. Aterrado pero decidido a proteger a sus hermanos, Pedro comenzó a gritar desesperadamente: "-¡Auxilio! ¡Lobo! ¡Corran!". Pero ya era demasiado tarde.

El lobo se abalanzó sobre los patitos y los atrapó a todos, excepto a Pedro. El patito travieso había logrado esconderse detrás de unas ramas justo antes del ataque del lobo.

Llorando y sintiéndose culpable por haber mentido tantas veces, decidió que no podía quedarse de brazos cruzados mientras sus hermanos estaban en peligro. Con valentía, Pedro ideó un plan para rescatar a sus hermanos. Corrió hacia el granjero que vivía cerca y comenzó a graznar lo más fuerte que pudo.

"-¡Auxilio! ¡Lobo! ¡Por favor, ayúdame!". El granjero escuchó los gritos angustiados del patito y siguió el sonido hasta llegar al campo.

Cuando el granjero vio al lobo atacando a los patitos, rápidamente agarró su escopeta y disparó al aire para asustarlo. El lobo salió corriendo despavorido y los patitos fueron liberados. Pedro abrazó a sus hermanos con alegría pero también con remordimiento por haberles mentido tantas veces antes.

Les pidió perdón sinceramente y les prometió nunca más volver a engañarlos. Desde aquel día, Pedro aprendió una importante lección: la importancia de ser honesto y decir siempre la verdad.

Se dio cuenta de que las mentiras solo causan problemas e impiden que las personas confíen en nosotros cuando realmente necesitamos ayuda. A partir de ese momento, Pedro se convirtió en un patito responsable y confiable. Sus hermanos lo perdonaron y juntos vivieron muchas aventuras, siempre recordando la lección que habían aprendido.

Y así, el patito travieso se convirtió en un ejemplo de valentía y honestidad para todos los patitos del campo. Y colorín colorado, esta historia ha terminado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!