El patito que encontró su propio ritmo


Había una vez un patito llamado Georgy que vivía en un estanque con su familia y amigos. Georgy era muy divertido, siempre estaba saltando y jugando en el agua con los demás patitos.

Un día, mientras jugaban a atrapar insectos, Georgy se dio cuenta de que no podía seguir el ritmo de los otros patitos. Se sentía cansado y sin aliento, lo que le causaba mucha ansiedad.

"¿Qué pasa Georgy? ¿Por qué te detienes?" -preguntó su amigo Pablo. "No puedo más... me siento mal" -respondió Georgy entre jadeos. Pablo se preocupó mucho por su amigo y decidió buscar ayuda.

Después de hablar con algunos animales del bosque, encontraron a la tortuga Sabrina, quien era conocida por ser muy sabia y comprensiva. "Hola Sabrina, necesitamos tu ayuda" -dijo Pablo con urgencia. Sabrina escuchó atentamente a los dos patitos y les explicó que lo que le pasaba a Georgy era normal.

Los patos son animales muy activos pero también necesitan descansar para recuperarse. Además, cada uno tiene su propio ritmo y habilidades. "Lo importante es no compararse con los demás sino disfrutar del juego", dijo Sabrina tranquilizando a los dos amigos.

Georgy se sintió mejor después de hablar con Sabrina, pero aún quería mejorar sus habilidades para poder jugar más tiempo sin cansarse tanto.

Así que decidió aprender nuevos trucos de natación observando cómo nadaban otros animales del estanque como las ranas o las libélulas. Con paciencia y perseverancia, Georgy fue mejorando su técnica y resistencia, lo que le permitió jugar más tiempo sin cansarse tanto.

Además, aprendió a disfrutar el juego sin compararse con los demás y a valorar sus propias habilidades. "¡Miren chicos, puedo hacer esto ahora!" -exclamó Georgy emocionado mientras hacía un truco nuevo. Los demás patitos se sorprendieron y aplaudieron emocionados por su amigo.

A partir de ese día, Georgy se sintió más seguro de sí mismo y feliz de poder disfrutar del juego sin ansiedad ni preocupaciones. La moraleja de esta historia es que cada uno tiene sus propios ritmos y habilidades, y lo importante es aprender a valorarlas y disfrutar del proceso de aprendizaje.

Además, siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos cuando necesitamos apoyo.

Dirección del Cuentito copiada!