El Patito Valiente



Érase una vez en un hermoso lago, rodeado de árboles altísimos, un patito que se veía diferente a los demás. Aún no había aprendido a nadar bien y su plumaje era de un color marrón apagado, mientras que sus hermanos eran de un amarillo brillante. Los otros patitos a menudo se ríen de él, y le decían:

"¡Mirá cómo se mueve! No pareces un patito de verdad."

Pero el patito no se dejaba desanimar del todo. Un día, mientras los demás jugaban en el agua, él decidió explorar la orilla del lago. En su caminata, se encontró con un grupo de patos que lucían muy elegantes con sus plumajes brillantes.

"¡Hola! ¿Puedo jugar con ustedes?" preguntó el patito.

"Lo sentimos, pero no pareces un pato real. Además, no sabes nadar bien y no podrías seguirnos," dijeron los patos.

El patito sintió una punzada de tristeza, pero en lugar de rendirse, pensó que debía practicar. Se despidió de los patos y se acercó a un anciano pato sabio que observaba desde la orilla.

"¿Quieres ayuda con la natación?" le preguntó el anciano pato.

"Sí, por favor. Quiero ser tan bueno nadando como ustedes, pero nunca logro lo que quiero."

El anciano sonrió y le dijo:

"La clave está en la perseverancia. Todos tenemos talentos diferentes y a veces solo necesitamos un poco más de tiempo. Vamos a entrenar juntos."

Así comenzó el entrenamiento del patito. Practicaba cada día, aprendiendo diferentes técnicas de natación, como el estilo libre y el de espaldas. Al principio, le costaba, pero poco a poco fue mejorando. En su proceso, también conoció a otros animales del lago, como una tortuga muy sabia.

"Tú eres único y debes valorarte, no te compares con los demás. Es importante ser valiente y seguir tus sueños," le decía la tortuga.

El patito comenzó a ver su propio valor. Con el tiempo, se sintió más fuerte y más confiado en sí mismo. Un día, mientras practicaba, un grupo de patos elegantes pasó volando cerca del lago. Al ver al patito nadando con gracia, se sorprendieron.

"¿Quién es ese pato tan increíble?" preguntaron.

"Es el patito valiente. Ha estado practicando y ahora nada como un profesional," le contó el anciano pato.

Al escucharlo, decidieron darle una oportunidad al patito. Cuando se acercaron, le dijeron:

"¡Hola! ¿Quieres unirte a nuestro grupo?"

El patito, emocionado, contestó:

"¡Sí! Pero antes que nada, quiero aprender de todos ustedes."

Y así comenzó una nueva amistad. Con los días, el patito comenzó a brillar. Un día, se enteraron de una competencia de natación en el lago. El patito decidió inscribirse. Sus amigos patos estaban con él, animándolo y apoyándolo en todo momento.

El día de la competencia, el patito enfrentó el agua con valor. A medida que nadaba, sus amigos le gritaban:

"¡Vamos, patito valiente! ¡Tú podés!"

Al llegar a la línea de meta, ganó el primer lugar. Aunque no se trataba solo de ganar, se sentía orgulloso de todo lo que había aprendido y de cómo había crecido.

Finalmente, se dio cuenta que no importaba cómo lucía por fuera, sino cómo se sentía por dentro, fuerte y feliz con su propia identidad.

"Gracias a todos por su apoyo. Este premio es tanto mío como de ustedes," dijo el patito con una gran sonrisa.

Y así, el patito que alguna vez se sintió diferente, se convirtió en un símbolo de perseverancia y valentía. Desde entonces, todos en el lago comprendieron que cada uno es especial a su manera, y que nunca debemos dejar de soñar y trabajar por lo que queremos.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.

FIN.

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