El patito valiente
Había una vez en un lago muy bonito, una familia de patos. La mamá cisne cuidaba con amor a sus patitos bebés, que eran hermosos y juguetones.
Pero entre ellos había un patito feo, diferente a sus hermanos, con plumas desordenadas y un pico torcido. Los otros patitos se burlaban del pequeño feo, lo llamaban "patito raro" y no querían jugar con él.
La mamá cisne miraba entristecida la situación, pero por más que intentaba protegerlo, el patito feo sufría el rechazo de sus hermanos. Un día, cansado de los maltratos y las burlas, el patito feo decidió tomar su maleta e irse en busca de un lugar donde pudiera ser aceptado tal como era.
Caminó mucho tiempo hasta llegar a otro lago, pero al acercarse notó algo triste: estaba lleno de basura y contaminación. "¡Qué tristeza! Este lago necesita ayuda", pensó el patito feo con determinación. Decidió quedarse allí y poner manos a la obra.
Con esfuerzo y dedicación, comenzó a limpiar el lago junto a otros animales que se sumaron a su causa. Día tras día trabajaron juntos para devolverle la belleza al lugar.
Con el tiempo, el lago volvió a ser tan bonito como aquel en el que vivía antes. Los animales lo admiraban por su valentía y perseverancia, ya no importaba cómo luciera por fuera; ahora todos valoraban su bondadoso corazón y espíritu solidario.
Los patitos bonitos de su antiguo hogar supieron del cambio que había logrado el patito feo en su nuevo hogar y se arrepintieron de haberlo tratado mal.
Decidieron visitarlo para disculparse y aprender de él sobre la importancia de la amistad verdadera sin prejuicios ni apariencias físicas. Así, el patito feo encontró en ese nuevo lago no solo un lugar donde pertenecer sino también amigos genuinos que lo querían tal como era.
Y juntos demostraron que la verdadera belleza está en ayudar al prójimo y trabajar unidos para hacer del mundo un lugar mejor para todos.
FIN.