El Patito Valiente
En un hermoso y soleado estanque, vivía una mamá pata con sus cuatro patitos. Cada uno de ellos era igualito, amarillos y alegres, pero había uno que siempre se sentía diferente. Era más grande y su plumaje tenía un color marrón en vez de amarillo.
"¡Mamá! ¿Por qué soy diferente de mis hermanos?" - preguntó el patito con tristeza.
"No te preocupes, cariño. A veces, ser diferente puede ser especial" - respondió mamá pata con una sonrisa.
Los días pasaban y, aunque la madre y sus hermanos lo querían, el patito se sentía algo excluido. Decidió salir a explorar el mundo más allá del estanque.
Una mañana, el patito se aventuró a la orilla del lago.
"¿Por qué te alejas?" - le preguntó una pequeña rana, saltando cerca de él.
"No sé, siempre siento que no encajo" - dijo el patito, suspirando.
"No te dejes llevar por lo que piensan los demás, siempre hay algo valioso en ser único" - aconsejó la rana.
El patito, un poco más animado, siguió su camino y llegó a un campo lleno de flores. Allí vio a un grupo de aves cantando.
"¿Por qué no cantás con nosotras?" - le dijeron algunas aves.
"No creo que me quieran escuchar, soy diferente" - contestó el patito.
"Pero la música es aún más hermosa con distintas voces. ¡Intentalo!" - le animó un canario.
El patito se armó de valor y comenzó a cantar. Su voz era diferente, pero eso lo hacía único y especial. Las aves lo miraron con asombro.
"¡Qué hermoso! Nunca había escuchado algo así" - exclamó una paloma.
Con eso, el patito se sintió un poco más confiado y decidió regresar al estanque, emocionado por contarles a su familia lo que había vivido.
Al llegar al estanque, vio a sus hermanos jugando. Pero, antes de acercarse, escuchó que hablaban de él.
"Mirá al patito raro, siempre se aleja" - se reían.
El patito sintió que su corazón se rompía, pero decidió no dejarse desanimar.
- “¡Hola, hermanos! ¡Hoy canté en el campo y me siento diferente pero especial! ” - dijo con entusiasmo.
- “¿De verdad? ¡Cantar es divertido! ¡Cantanos algo! ” - le dijeron curiosos.
Con un poco de nervios, el patito comenzó a cantar. Su voz resonaba por todo el estanque y todos los patitos, incluyendo su madre, quedaron maravillados.
"¡Increíble!" - exclamó mamá pata. "Nunca había escuchado algo tan original. ¡Sos un patito valiente!"
"¡Sí! ¡Siempre debimos dudar de que fueras diferente! ¡Nos encanta tu canción! ” - gritaron sus hermanos emocionados.
Esa tarde, el patito nunca se sintió tan feliz. Aprendió que ser distinto no es algo negativo y que su singularidad podía ser su mayor fortaleza. Desde ese día, el patito no sólo cantaba, sino que también fomentó un espíritu de alegría alrededor del estanque.
Cada vez que se encontraban con algún animal que se sentía diferente, les contaba su historia y les decía:
- “Ser diferentes es hermoso. ¡Así el mundo es más divertido y lleno de sorpresas! ”
Y así, el patito valiente encontró su lugar en el mundo, y su corazón siempre estaba lleno de música y amor por ser quien era.
FIN.