El Patito Valiente



En una hermosa granja, llena de flores y árboles, nació un patito diferente a sus hermanos. Mientras que sus hermanos tenían plumas amarillas y suaves, él tenía plumas de un color gris algo extraño. Desde el primer día, los demás patitos le dijeron cosas poco amables.

"¡Miralo, es el patito raro!" - gritó uno de los hermanos.

"¡No te acerques a nosotros!" - dijo otro, asustado por su color.

El patito rosado se sintió muy triste, pero sabía que no podía dejar que eso lo detuviera. Decidió explorar el mundo más allá de la granja. Partió hacia el bosque, donde vio a muchos animales.

Al poco tiempo, se encontró con una ardilla que estaba tratando de alcanzar unas bellotas en lo alto de un árbol.

"¿Puedo ayudarte?" - preguntó el patito.

"¿Tú? ¿Sos un patito y quieres ayudarme a mí?" - respondió la ardilla, sorprendida.

Sin embargo, el patito no se desanimó y comenzó a saltar, intentando alcanzar las bellotas. Con un par de saltos precisos, logró empujar una bellota que cayó justo frente a la ardilla.

"¡Guau! ¡Qué buen trabajo!" - exclamó la ardilla. – "Nunca había visto un patito hacer algo así."

Contento por su pequeño éxito, el patito continuó su camino. Pronto llegó a un estanque donde vio a un grupo de patos nadar. Se acercó un poco tímidamente y decidió unirse a ellos.

"Hola, soy el patito nueva. ¿Puedo nadar con ustedes?" - preguntó.

"Claro, pero ten cuidado, no queremos que arruines nuestra diversión" - dijo uno de los patos, burlándose.

El patito sintió un nudo en el estómago, pero decidió ignorar esos comentarios. Cuando comenzó a nadar, hizo toda clase de saltos y movimientos espectaculares, lo que llamó la atención de todos los demás patos.

"¡Mirá cómo nada!" - grito un pato admirado. "¡Cómo me gustaría poder hacer eso!"

Pronto, todos los patos comenzaron a seguirlo y a imitar sus movimientos. El patito se sintió orgulloso y por un momento olvidó su tristeza.

Después de un rato, el patito decidió regresar a la granja. Cuando llegó, sus hermanos lo miraron con sorpresa.

"¡Wow, mirá qué bien nadas, hermano!" - exclamó uno de ellos.

"¿Puedo nadar contigo?" - preguntó otro, acercándose con timidez.

El patito, antes conocido como el extraño, había ganado el respeto y la admiración de sus hermanos. Pero eso no fue todo, el bosque lo había enseñado que era valioso más allá de su apariencia. Así que, un día se acercó a sus hermanos y les dijo:

"No importa el color de tus plumas, lo que realmente importa es lo que haces y cómo eres. Todos tenemos algo especial que ofrecer, ¿no creen?"

Los patitos asintieron, sonriendo. Desde ese día, el patito gris ya no se sintió diferente, sino especial. Junto a sus amigos, exploró el mundo, aprendió cosas nuevas y ayudó a otros animales cuando lo necesitaban.

Así, el patito se convirtió en un líder querido por todos, recordándoles que la valentía y la bondad son lo que realmente definen a un ser.

Y así, vivieron felices en la granja, celebrando su amistad y sus diferencias.

Colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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