El pato danzante de Agostina



Había una vez una pequeña princesa llamada Agostina. Era una niña muy alegre y curiosa, siempre buscando nuevas aventuras en el reino.

Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo, Agostina escuchó un ruido extraño proveniente de un estanque cercano. Se acercó sigilosamente y descubrió que era un pato bailando al ritmo de la música que sonaba en su cabeza. Agostina se quedó asombrada y emocionada al ver al pato bailarín.

Sin pensarlo dos veces, decidió unirse a él en su danza. Bailaron juntos durante horas, riendo y divirtiéndose sin preocuparse por nada más. "¡Vaya! Nunca había visto a un pato bailar así", exclamó Agostina maravillada.

"Y yo nunca había encontrado alguien dispuesto a acompañarme en mi baile", respondió el pato con alegría. Desde aquel día, Agostina y el pato se volvieron inseparables. Juntos exploraban el reino, visitaban diferentes lugares y compartían momentos llenos de risas y diversión.

Sin embargo, no todos en el reino estaban contentos con la amistad entre la princesa y el pato. Algunas personas creían que era inapropiado que una princesa jugara con animales —"inferiores" . Pero Agostina no dejaba que las críticas afectaran su felicidad.

Sabía que la verdadera amistad no tenía barreras ni prejuicios. Ella valoraba lo especial que era tener a alguien como el pato a su lado.

Un día, mientras exploraban un bosque encantado, Agostina y el pato se encontraron con una rana llamada Ramón. "Hola, soy Ramón. ¿Puedo unirme a su aventura?", preguntó la rana emocionada. Agostina sonrió y aceptó encantada la compañía de Ramón.

Juntos continuaron explorando el bosque, bailando y disfrutando de las maravillas que encontraban en su camino. A medida que pasaba el tiempo, más animales se unieron al grupo de amigos de Agostina. Cada uno tenía una habilidad especial: había un conejo veloz, una tortuga sabia y hasta un búho parlanchín.

Conforme crecía su amistad, Agostina comprendió que no importa cómo te vean los demás o qué expectativas tengan sobre ti. Lo importante es ser fiel a uno mismo y rodearse de personas (y animales) que te hagan feliz.

Un día, mientras todos celebraban el cumpleaños del pato en el castillo, llegó una noticia triste. El rey del reino vecino había secuestrado al pato para usarlo como entretenimiento en sus fiestas.

Agostina estaba desesperada por salvar a su amigo y decidió emprender un viaje peligroso hacia el reino vecino. Con la ayuda de sus leales amigos animales, logró infiltrarse en el castillo del rey malvado y rescatar al pato bailarín.

Cuando regresaron al castillo de Agostina, todos los habitantes estaban esperándolos con alegría y gratitud. La princesa había demostrado que no importaba lo pequeño que fueras, siempre podías hacer grandes cosas si tenías valentía y amistad. Desde aquel día, Agostina siguió bailando feliz con su pato y todos sus amigos animales.

El reino entero aprendió a valorar las diferencias y a celebrar la diversidad.

Y así, la historia de Agostina princesa bailando feliz con un pato se convirtió en una leyenda que inspiraba a niños y adultos a seguir sus sueños sin importar lo que los demás piensen. Y es que cuando encuentras verdaderos amigos, no hay límites para ser feliz.

FIN.

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