El Pato Mágico de Alegría
En el colorido pueblo de Alegría, vivía un pato especial llamado Patito Purasuerte. Tenía plumas brillantes de todos los colores y una magia peculiar: cada vez que graznaba, hacía que la gente sonriera. Pero un día, algo extraño sucedió.
Una mañana soleada, Patito Purasuerte decidió salir a pasear por el lago. Al llegar, se encontró con su amiga, la liebre Lía.
"¡Hola, Patito! Hoy me siento un poco triste. No sé por qué, simplemente tengo ganas de que todo sea diferente."
"¡No te preocupes, Lía! ¡Vamos a encontrar la aventura que nos devuelva la alegría!"
Patito agitó sus alas, y de pronto, comenzaron a brillar con destellos mágicos. Lía, emocionada, lo siguió. Juntos decidieron volar hacia la Montaña de los Cuentos.
Mientras volaban, una nube oscura apareció de la nada y comenzó a cubrir el sol.
"¿Qué es eso?" preguntó Lía, asustada.
"No lo sé, pero tengo una idea. ¡Volvamos al pueblo y descubramos qué está sucediendo!" respondió Patito.
Cuando llegaron, vieron que los vecinos también estaban tristes. La nube oscura había desatado un mal día en Alegría.
"¡Vamos a hacer algo!" dijo Patito. "¡Necesitamos que todos se unan para recuperar nuestra alegría!"
Así que Patito organizó un gran encuentro en la plaza del pueblo. Todos se reunieron, y Lía sugirió:
"¡Hagamos un concurso de risas! ¡Quiero ver quién puede contar el mejor chiste!"
"¡Sí!" gritó Patito. "¡Y yo haré que cada risa sea mágica!"
Pronto, el concurso comenzó. Los vecinos contaron chistes divertidos, y las risas comenzaron a resonar en el aire.
La nube oscura empezó a desvanecerse, pero aún quedaba un toque de tristeza.
"¿Qué más podemos hacer?" preguntó Lía, angustiada.
"¡Necesitamos más color!" exclamó Patito. "Voy a usar mi magia para llenar a todos de alegría. ¡Abran sus corazones!"
Patito empezó a graznar con todas sus fuerzas, y un arcoíris luminoso apareció sobre el pueblo. Cada rayo de luz llenó a los vecinos con alegría y buenos recuerdos.
"¡Ahora somos un pueblo de colores!" gritó Lía, feliz.
Las risas llenaron el aire, y finalmente, la nube oscura desapareció por completo. Todos estaban tan contentos que se comenzaron a abrazar.
"¡Gracias, Patito! Eres nuestro héroe."
"No, no lo soy. La verdadera magia está en cada uno de ustedes, en compartir y hacer cosas juntos. ¡La alegría se multiplica!" dijo Patito.
Desde ese día, los habitantes de Alegría aprendieron que, aunque a veces aparezcan nubes oscuras, siempre podrán devolverle la luz al corazón con amigos, risas y un poco de magia.
Y así el pueblo de Alegría nunca volvía a estar triste, porque siempre recordaron que juntos podían enfrentar cualquier desafío, llenando sus días de color y diversión.
Patito Purasuerte se convirtió en un símbolo de amistad y alegría, y juntos mantuvieron el espíritu del pueblo brillando como un brillante arcoíris.
FIN.