El pato y el lago de la alegría



Era un día soleado en el pintoresco pueblo de Lagoamor. El cielo estaba tan despejado que parecía que un artista había pintado el azul con cuidado. En la ribera del lago, un pato llamado Pichón se deslizaba felizmente por el agua. Pichón era conocido por su risa contagiosa y su pluma brillante.

Un día, mientras chapoteaba, Pichón escuchó el sonido de pasos que se acercaban. Era Sofía, una joven del pueblo que siempre andaba pensativa y un poco triste. Sofía solía sentarse a la orilla del lago, mirando el agua sin sonreír.

"Hola, ¿quién sos?" - preguntó Pichón, levantando su cabeza del agua.

"Soy Sofía. Solo... vengo a pensar un rato" - respondió ella, con un susurro.

"Pensar puede ser divertido, pero no como nadar. ¿Querés que te muestre algunos trucos en el agua?" - insistió Pichón.

Sofía sonrió por primera vez. La idea de jugar en el agua la atraía, aunque al principio se sintió un poco tímida.

"No sé nadar muy bien..." - confesó Sofía.

"¡No te preocupes! Yo te enseñaré. Mira, el agua está perfecta. Solo tenés que saltar y dejarte llevar" - dijo el pato animándola.

Con un poco de miedo pero mucho entusiasmo, Sofía se quitó los zapatos y se metió en el lago. Pichón la guió con alegría, mostrándole cómo hacer círculos en el agua y a chapotear.

"¡Eso es! ¡Ahora girá como un remolino!" - exclamó el pato, riendo a carcajadas.

Después de un tiempo, Sofía se sintió más cómoda y comenzó a reír también. El lago, que alguna vez había sido un lugar de tristeza para ella, se convirtió en un refugio de alegría.

Un día, mientras jugaban, Sofía tuvo una idea brillante.

"Y si hacíamos un concurso de saltos aquí en el lago?" - sugirió emocionada.

"¡Eso sería genial! Invitemos a todos los animales del bosque" - respondió Pichón, emocionado.

Los dos comenzaron a preparar el concurso. Hicieron carteles de colores y decoraron el lago con flores. Cuando llegó el día del concurso, muchos animales se reunieron: patos, ranas, caracoles ¡y hasta un ciervo curioso!

El ambiente estaba lleno de alegría y anticipación. Sofía se puso un gorro de fiesta y se sentó junto a Pichón, quien estaba listo para saltar.

"¡Bienvenidos todos! Hoy vamos a ver quién salta más alto y hace el mejor chapoteo. ¡Que comiencen las pruebas!" - anunció Sofía emocionada.

Los animales saltaron uno a uno, llenando el lago con risas. Al final de la tarde, todos decían que Sofía y Pichón habían hecho el mejor trabajo organizando el concurso.

"Nunca pensé que podría sentirme tan feliz en este lugar" - dijo Sofía después de que se fueron los animales.

"¿Ves? A veces solo necesitamos un amigo que nos muestre la alegría que llevamos dentro" - respondió Pichón, con una sonrisa de oreja a oreja.

Desde aquel día, Sofía no volvió a asomarse al lago con tristeza. Siempre que necesitaba un poco de alegría, sabía que su amigo Pichón estaba allí para recordarle que la felicidad se puede hallar en los lugares más inesperados, incluso en un lago.

Y así, el pato y la niña siguieron disfrutando de aventuras juntos, llenando el lago de risas y buenos recuerdos, promoviendo la amistad y la alegría entre todos los seres del bosque.

FIN.

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