El Payaso en mi Espejo
Había una vez un niño llamado Tomás, quien vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. A Tomás le encantaba jugar con sus amigos y pasar horas explorando el bosque cercano a su casa.
Un día, mientras jugaba en su habitación, notó algo extraño en su espejo. En lugar de reflejar su imagen, el espejo mostraba la figura de un payaso sonriente y colorido. Tomás se sorprendió al ver al payaso y decidió acercarse para tocarlo.
Pero cuando lo hizo, el payaso desapareció. Confundido y asustado, Tomás decidió contarle a sus padres sobre lo ocurrido. "Mamá, papá ¡el espejo reflejó un payaso!"- exclamó Tomás.
Sus padres no le creyeron al principio, pero después de comprobar que efectivamente el espejo estaba funcionando mal decidieron llevarlo a reparar. Después de varios días sin espejo en su habitación, Tomás comenzó a extrañarlo. Un día mientras caminaba por el bosque encontró un antiguo espejo abandonado cerca del río.
Lo llevó a casa y lo colocó en la pared frente a su cama. Esa noche antes de dormir se paro frente al espejo nuevo para probar si funcionaba correctamente.
Para sorpresa de Tomás este también reflejaba la imagen del mismo payaso sonriente que había visto anteriormente.
"¡Oh no! ¿Otra vez?"- dijo preocupado mientras observaba fijamente la figura del payasoDe repente una voz dulce salió del interior del cristal:"No tengas miedo, soy el payaso de la risa y vine a enseñarte algo importante". Tomás se sobresaltó al escuchar la voz. Pero poco a poco se fue acostumbrando y comenzó a prestar atención. "¿Qué quieres enseñarme?"- preguntó Tomás con curiosidad.
"Quiero enseñarte que no debes tener miedo a las cosas nuevas o diferentes"- respondió el payaso-. "La vida está llena de sorpresas y aventuras, algunas pueden ser asustadizas pero eso no significa que debamos evitarlas. Debemos enfrentar nuestros temores y aprender de ellos".
Tomás reflexionó sobre lo que dijo el payaso mientras éste continuaba hablando:"Además, siempre es bueno tener una sonrisa en nuestro rostro. La risa nos ayuda a superar momentos difíciles y nos hace sentir mejor".
Tomás entendió el mensaje del payaso y decidió aplicarlo en su vida. A partir de ese día, cada vez que veía al payaso en su espejo recordaba sus palabras de sabiduría.
Comenzó a explorar más allá del bosque cercano, hizo nuevos amigos e incluso participó en un espectáculo de circo local como malabarista. El payaso desapareció del espejo después de unos días pero dejó una gran huella en la vida de Tomás.
Aprendió que debemos abrazar nuestras diferencias y enfrentarnos a nuestros miedos para crecer como personas. Desde entonces Tomás siempre llevaba consigo una sonrisa contagiosa en su rostro recordando las palabras del payaso: "¡siempre hay algo por lo cual reír!"
FIN.