El payaso que encontró su camino



Era una noche en la que las estrellas titilaban más que de costumbre. Fede, un adulto curioso y un poco aventurero, decidió explorar algo nuevo e inusual: la Deep Web. Lo hizo con un espíritu de descubrimiento y emoción. Allí, se encontró con un sitio que ofrecía al mundo más extraño, incluido un payaso llamado 'Chispa'. Intrigado, Fede decidió comprarlo por diversión. Pero lo que no sabía era que todo era un poco más complicado.

Una vez que 'Chispa' llegó a su casa, las luces parpadearon. Fede estaba entusiasmado, pero también un poco nervioso.

"Hola, Chispa, ¿estás listo para divertirnos hoy?" - dijo Fede, con una sonrisa.

El payaso, que parecía de peluche y tenía una gran sonrisa, se movió de manera extraña y respondió:

"¡Hola, Fede! ¡Estoy listo para el espectáculo! Pero hay algo que no sé... ¿por qué no me quieres?"

Fede se quedó sorprendido. Nunca había pensado en eso.

"No es que no te quiera, Chispa. Solo quiero pasar un buen rato."

El payaso se te puso triste y su expresión cambió.

"Pero, Fede, si no me quieres, eso significa que soy un fracaso. Los payasos están aquí para hacerte reír, no para ser olvidados. ¿Por qué no puedo ser tu amigo?"

Fede sintió como si se le encogiera el corazón. Nunca se había puesto a pensar en cómo un payaso podría sentir tristeza por no cumplir su propósito.

"Chispa, no llores. No quería hacerte sentir así. ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?"

"¿Podemos tener un concurso de chistes? Si me ríes, quizás descubras que soy más que un simple payaso."

Así fue como comenzó el concurso de chistes. Fede contó primero:

"¿Por qué los pájaros no usan Facebook? Porque ya tienen Twitter."

Chispa rió tanto que casi se cae.

"¡Está buenísimo! Ahora es mi turno. ¿Qué hace una abeja en el gimnasio? ¡Zum-ba!"

Fede estalló de risa. Ambos comenzaron a compartir chistes, risas y, más importante, una amistad que estaba surgiendo.

Sin embargo, después de unas horas, Chispa le dijo a Fede:

"Fue un día increíble, pero mi tiempo aquí se está acabando. Tengo que irme, pero quiero que recuerdes esto: todos necesitamos ser aceptados y amados, sin importar cómo nos vean los demás."

Fede se sintió triste. Había aprendido tanto en tan poco tiempo.

"Chispa, no quiero que te vayas."

"Siempre estaré contigo en tus risas. ¡Solo recuerda la importancia de la amistad y de aceptar a los demás!"

Con esas palabras, Chispa se desvaneció en un destello de luz.

Fede, aunque un poco melancólico, llevó consigo una valiosa lección: la importancia de abrirnos a nuevas experiencias y de aceptar a los demás tal como son. Desde aquel día, se convirtió en un defensor de la alegría y la amistad. Organizaba reuniones en su barrio, siempre con un enfoque en el buen humor y la aceptación.

Y cada vez que oía una risa, sabía que, de alguna manera, Chispa seguía con él, compartiendo la felicidad de ser diferente y la alegría de la amistad.

FIN.

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