El Payaso que Quería Ser Docente
En un colorido pueblo lleno de risas, había un payaso llamado Pipo. Pipo no solo se dedicaba a hacer reír a los niños con sus trucos, sino que también soñaba con ser docente. A veces, miraba a los chicos jugar y aprendía con ellos, pero había dos personas que no confiaban en su sueño: el director de la escuela, don Ernesto, y la maestra de los más pequeños, la señorita Clara.
Una tarde, mientras se quitaba la nariz roja tras un espectáculo, Pipo decidió hablar con su niño interior, al que llamaba —"Peque" . Se sentaron en un parque, rodeados de flores y risas de los niños.
"Peque, tengo un sueño hermoso. Quiero enseñarles a los niños a leer, a pintar y a hacer reír... ¿pero qué voy a hacer si don Ernesto y la señorita Clara no confían en mí?" - le dijo Pipo, algo triste.
Peque, con su chispa e inocencia, respondió: "Pero vos sos el mejor payaso del mundo, Pipo. Hay algo especial en ti. ¡Quizás podrías mostrarles que ser payaso y docente no son cosas tan diferentes!"
Pipo miró a su alrededor y vio a los niños jugar. Su idea era brillante. Él podría hacer que aprender fuera tan divertido como reírse.
- “Tenés razón, Peque. ¡Voy a demostrarles que un payaso puede ser un gran docente! ” - exclamó Pipo emocionado.
Al día siguiente, Pipo armó un espectáculo especial en la plaza. Llenó el lugar con globos de colores, risas y música, invitando a todos los niños y, por supuesto, a don Ernesto y a la señorita Clara.
"¡Vengan a ver mis trucos de magia y lo que puedo enseñarles!" - gritó Pipo con entusiasmo.
Don Ernesto y la señorita Clara miraban desde un costado, interrogantes en sus rostros. Pipo empezó a hacer sus trucos, haciendo que todos los niños rieran hasta que les dolieran las pancitas. Pero lo más sorprendente fue cuando comenzó a enseñarles lecciones sobre ciencias con su magia.
- “Hoy vamos a aprender sobre el agua. ¡Miren! ” - dijo. Hizo aparecer un pequeño vaso lleno de líquido azul.
- “Este es un experimento. Si mezclamos el agua con el colorante, veremos magia y... ¡aprenderemos sobre los colores!"
Peque miraba a Pipo con admiración, sintiendo que su amigo tenía el poder de transformar la educación. Al final del espectáculo, don Ernesto y la señorita Clara se acercaron.
"No podemos negar que has hecho algo maravilloso hoy, Pipo. Nunca pensamos que un payaso pudiera enseñar tanto y hacer reír a los niños al mismo tiempo" - dijo don Ernesto.
La señorita Clara agregó: "Quizás necesitamos más de tu energía y creatividad en nuestras aulas. ¿Te gustaría ser nuestro docente de arte y ciencias?"
Los ojos de Pipo brillaron. "¿De verdad? ¡Claro que sí!"
Y así, con el apoyo de Peque y el aplauso de los niños, Pipo comenzó su camino como docente. Aprendió que la risa y la educación pueden ir de la mano, y que a veces, los sueños pueden volar alto incluso cuando al principio parecen imposibles.
A partir de ese día, Pipo no solo hizo reír, sino que también enseñó a los niños a soñar y creer en sí mismos. Peque y Pipo habían demostrado que todos tienen algo especial que ofrecer.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.