El payaso valiente



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Risas, dos amigos inseparables: Nico y Cristóbal. Ambos eran apasionados por el mundo del circo, especialmente por los payasos.

Nico siempre soñaba con ser un payaso famoso y hacer reír a grandes y chicos. Sin embargo, había un problema que lo atormentaba: le tenía miedo a los payasos de terror. Por otro lado, Cristóbal era valiente y no le temía a nada ni nadie.

Un día, mientras paseaban por el parque del pueblo, vieron un cartel que anunciaba la llegada de "Los Payasos del Miedo", unos payasos muy famosos por su espectáculo de terror.

"-¡Cristóbal! ¡No puedo creerlo! ¡Los Payasos del Miedo están aquí!", exclamó Nico emocionado pero también asustado. "-¿Y qué? Vamos a verlos", respondió Cristóbal sin dudarlo. Aunque Nico estaba lleno de miedos e inseguridades, confiaba plenamente en su amigo. Juntos se dirigieron al gran circo donde se presentarían los temidos payasos.

Al llegar al lugar, el corazón de Nico latía tan rápido como una locomotora. A medida que se acercaban a la entrada principal del circo, veían cómo las personas salían asustadas después de presenciar el espectáculo.

Pero eso no detuvo a Cristóbal y Nico en su determinación por enfrentar sus miedos. Finalmente ingresaron al gran carpa iluminada con luces multicolores y música animada. Los gritos y risas resonaban en cada rincón, pero Nico no podía dejar de temblar.

"-Cristóbal, creo que me voy a arrepentir de esto", dijo Nico con voz temblorosa. Pero Cristóbal lo animó y le recordó su sueño de ser un payaso.

Juntos se sentaron en las primeras filas, listos para enfrentar lo que fuera que les esperara. El espectáculo comenzó con malabaristas y acróbatas realizando increíbles trucos. El público estaba fascinado por cada acto. Y luego llegó el momento más esperado: la entrada en escena de los Payasos del Miedo.

Nico cerraba los ojos y se aferraba al brazo de Cristóbal mientras los payasos salían al escenario haciendo bromas espeluznantes. Pero algo inesperado sucedió: uno de los payasos se tropezó y cayó al suelo, lastimándose la pierna.

"-¡Ayuda! ¡Necesitamos un reemplazo!", gritaba el director del circo desesperado. En ese instante, Cristóbal tomó a Nico de la mano y lo empujó hacia el escenario. "-¡Anda Nico! ¡Este es tu momento!", le susurró emocionado.

A pesar del miedo que sentía, Nico recordó su pasión por hacer reír a los demás y decidió dar un paso adelante. Subió al escenario como si hubiera estado ensayando toda su vida para ese momento.

El público estaba sorprendido al ver a un niño valiente enfrentando sus miedos. Con cada chiste y broma que hacía, las risas inundaban el lugar. Nico se sentía feliz y orgulloso de sí mismo. Al finalizar su actuación, el público estalló en aplausos y ovaciones.

El director del circo se acercó a Nico y le ofreció un contrato para ser parte del espectáculo. "-¡Felicidades, Nico! ¡Eres un verdadero payaso!", exclamó Cristóbal emocionado. Nico sonrió y agradeció a su amigo por haberlo animado a enfrentar sus miedos.

A partir de ese día, los dos amigos continuaron viajando juntos por todo el país, llevando risas y alegría a todos los rincones.

La historia de Nico y Cristóbal nos enseña que, aunque tengamos miedos e inseguridades, siempre podemos superarlos si tenemos la valentía de enfrentarlos. Y quién sabe, tal vez en el proceso descubramos nuestro verdadero talento y podamos convertir nuestros sueños en realidad.

FIN.

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