El pequeño genio de la creatividad
Había una vez un niño llamado Elías que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos. Era un chico de 8 años lleno de energía y curiosidad, pero tenía un pequeño problema: le costaba mucho aprender en la escuela. Mientras que sus compañeros comprendían las lecciones con facilidad, Elías siempre se quedaba un poco rezagado. Su maestra, la señora Marta, a menudo le decía:
"Elías, no te preocupes. Cada uno aprende a su propio ritmo. Lo importante es que sigas esforzándote."
Sin embargo, Elías sentía que sus esfuerzos no eran suficientes. Un día, mientras paseaba por el parque, vio a sus amigos jugar a las escondidas. Se les unió, pero sus pensamientos seguían en el aula.
"¿Por qué me cuesta tanto? No entiendo las matemáticas ni la escritura..." murmuró, sintiéndose frustrado.
En ese momento, una anciana que estaba sentada en una banca lo escuchó. Era Doña Rosa, conocida por su sabiduría y por contar historias increíbles. Se acercó a Elías y le dijo:
"¿Qué te pasa, joven? Pareces preocupado."
Elías le contaba sus angustias, y Doña Rosa, con una sonrisa, le respondió:
"A veces, los que aprendemos de manera diferente tenemos un don especial. ¿Te gustaría descubrir el tuyo?"
Elías, intrigado, asintió con la cabeza. Doña Rosa le propuso un reto:
"Voy a enseñarte algo que no está en los libros. Vamos a crear una historia juntos."
Elías se sintió emocionado. Esa tarde, se sentaron juntos bajo un gran árbol y comenzaron a inventar un cuento sobre un niño que viajaba a un mundo mágico. ¿Y si Elías fuera el protagonista?"¿Y qué cosas podría encontrar en ese mundo?" preguntó Elías.
"Podría encontrarse con criaturas fantásticas, quizás con un dragón que le enseñe algo especial."
Con cada palabra, Elías cobraba vida. Inmediatamente comenzó a dibujar cada personaje y cada lugar.
"Mirá, Doña Rosa, ¡así es cómo imagino al dragón!" le mostró entusiasmado.
Pasaron semanas y cada día eran más creativos. Una tarde, Doña Rosa sorprendió a Elías con una idea:
"¿Por qué no transformamos nuestra historia en una obra de teatro?"
Elías nunca había pensado en eso. Su mirada se iluminó.
"¡Eso sería genial! Pero... no estoy seguro si soy bueno en eso..."
"Recuerda, Elías, el aprendizaje no solo se encuentra en los libros. La creatividad, la actuación, son valiosas también."
Así que comenzaron a trabajar en la obra. Elías se encargaría de los personajes y sus amigos de la escuela se unieron para ayudar. Juntos, practicaban en el patio y se divirtieron mucho. El día de la función llegó, y los nervios invadían a Elías.
"¿Estás listo?" le preguntó uno de sus amigos.
"Creo que sí... aunque todavía siento un poco de miedo."
La obra fue un éxito. Al final, todo el público, incluidos sus padres y la señora Marta, aplaudieron con entusiasmo.
"¡Qué talento tenés, Elías!" le dijo la señora Marta con una gran sonrisa.
Elías se sintió orgulloso, no solo por la obra, sino también porque entendió que tenía un don único y que la forma en la que aprendía era especial. Desde ese día, comenzó a tomar la escuela de otra manera y se dio cuenta de que cada aprendizaje era un paso hacia su propia aventura. Aun cuando enfrentaba desafíos, sabía que su creatividad era un regalo que debía abrazar.
Con el tiempo, Elías se sintió más seguro en su aprendizaje escolar y continuó explorando su imaginación. Siempre recordando las palabras de Doña Rosa:
"Cada mente brilla a su manera. Sigue tu camino y no dejes que nada te detenga."
Y así, Elías aprendió que su propio viaje era simplemente un capítulo de una historia en constante evolución, llena de magia y creatividad.
FIN.