El pequeño lobo y la abuela de la casa



Había una vez, en un bosque lleno de árboles altos y flores coloridas, un pequeño lobo llamado Lobo Nene. Era un lobo juguetón y cariñoso, que soñaba con conocer a su abuela, que vivía en una cabaña cerca del río.

Un día, Lobo Nene decidió que era hora de visitar a su abuela. Se preparó emocionado y, con una pequeña canasta de galletas que había hecho con su mamífero amigable, salió de su casa.

"¡Voy a llevarle estas galletas a la abuela!" - se dijo a sí mismo, mientras trotaba alegremente por el sendero del bosque.

Mientras caminaba, Lobo Nene se encontró con una tortuga llamada Tora.

"¿Adónde vas, Lobo Nene?" - le preguntó Tora, moviendo lentamente sus patas.

"Voy a visitar a mi abuela y llevarle estas galletas. ¿Te gustaría venir conmigo?" - respondió Lobo Nene.

"¡Claro! Pero tengo que ir despacito, que no soy tan rápida como vos."

Lobo Nene sonrió y juntos siguieron el camino, charlando y riendo. Pero de repente, un viento fuerte comenzó a soplar, haciendo que las hojas crujieran. Lobo Nene se detuvo.

"¿Escuchaste eso, Tora?"

"Sí, parece que el viento trae algo extraño..."

Se acercaron con cuidado y descubrieron un grupo de árboles caídos que bloqueaban el camino.

"No vamos a poder avanzar, Tora" - se preocupó Lobo Nene.

"Tal vez podamos encontrar otra ruta, si seguimos el sonido del río," - sugirió Tora.

Decididos, tomaron un desvío y, después de un rato, llegaron a un claro donde podían ver el río brillando bajo el sol. Lobo Nene se sintió un poco triste porque pensaba que no llegaría a tiempo para ver a su abuela.

"¿Y ahora qué hacemos?" - preguntó, con un hilito de preocupación en su voz.

"No te preocupes, ¡podemos preguntar a los animales que viven cerca del río! Tal vez ellos sepan cómo llegar a la casa de tu abuela."

Y así fue como se encontraron con un pez llamado Pipo, que nadaba de un lado a otro.

"¡Hola, Pipo!" - saludó Lobo Nene.

"¡Hola! ¿Cómo están?"

"Estamos intentando llegar a la cabaña de mi abuela. ¿Puedes ayudarnos?" - Lobo Nene preguntó.

"Claro, pero deben cruzar el puente hecho de troncos. ¡Es muy divertido!" - contestó Pipo.

Lobo Nene y Tora miraron el puente, y aunque al principio tenían un poco de miedo, decidieron cruzarlo juntos.

"¡Uno, dos, tres!" - dijo Lobo Nene, dando un pequeño salto.

"¡No mires hacia abajo, Lobo!" - rió Tora, mientras avanzaba despacio.

Una vez cruzado el puente, Lobo Nene se dio cuenta de que los árboles del otro lado del río eran diferentes, más altos y llenos de flores.

"¡Mirá, Tora! Creo que este es el camino correcto!"

"Sí, sigamos avanzando y pronto llegaremos."

Finalmente, después de un alegre paseo y con muchas risas, llegaron a la cabaña de la abuela. Pero cuando llamaron a la puerta, no hubo respuesta.

"¿Y si no está en casa?" - se preocupó Lobo Nene.

"Tal vez se fue a buscar flores al bosque. Vamos a dejarlas en la puerta y a esperar un poco." - sugirió Tora.

Lobo Nene decidió dejar la canasta de galletas en la entrada. Mientras esperaban, comenzaron a jugar a las escondidas.

"Yo cuento y vos te escondés, ¿sí?" - dijo Lobo Nene emocionado.

Cuando Lobo Nene estaba a punto de contar hasta diez, escuchó un crujido. Era la puerta de la cabaña que se abría. Unos segundos después, apareció la abuela con una gran sonrisa.

"¡Qué sorpresa, Lobo Nene!" - la abuela gritó.

"¡Sorpresa y galletas!" - respondió saludándola con un abrazo grande.

La abuela se agachó y miró a Tora.

"¡Hola, Tora! Gracias por cuidar a mi Lobo Nene en el camino. ¿Qué tal si entran y disfrutan de esas galletas juntos?"

Así, Lobo Nene y Tora pasaron una tarde maravillosa en la cabaña de la abuela, compartiendo historias y disfrutando de las galletas. Al final del día, Lobo Nene aprendió que aunque a veces el camino estuviera lleno de obstáculos, lo importante es tener amigos contigo que te ayudan a encontrar el camino correcto.

Desde entonces, el pequeño lobo y su amiga la tortuga disfrutaron de muchas más aventuras juntos, siempre listos para ayudar a los demás y aprender en el camino.

FIN.

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