El Pequeño Pastor y el Mensajero de Amor
En un pequeño pueblo llamado Belén, vivía un pastorcito llamado Pedro. Pedro era un niño amable y curioso que siempre se preguntaba sobre el mundo a su alrededor. Una noche, mientras cuidaba a sus ovejas, vio una estrella brillante en el cielo y sintió en su corazón que algo maravilloso estaba por suceder.
Al día siguiente, Pedro escuchó que algo increíble había ocurrido en una humilde cueva en las afueras del pueblo. Decidió ir a ver de qué se trataba. Al llegar, se encontró con la dulce imagen de un recién nacido envuelto en pañales, custodiado por sus padres, María y José. Pedro supo de inmediato que este niño era especial.
Días después, mientras cuidaba a sus ovejas, un hombre sabio y amable se le acercó. Era Jesús, que en su adultez era conocido como el 'Mensajero de Amor'. Jesús le habló a Pedro sobre la importancia de amar a los demás, de ser compasivo y de perdonar. Pedro escuchaba atentamente cada palabra y se sintió inspirado por el amor que Jesús irradiaba.
A partir de ese día, Pedro se convirtió en un niño más amable, que compartía con los demás y ayudaba a quienes lo necesitaban. Se volvió un ejemplo de bondad en su comunidad, siguiendo las enseñanzas de Jesús.
Con el paso del tiempo, la fama de Jesús creció por toda la región, y se convirtió en una persona querida por todos. Pedro siempre recordaba las palabras de Jesús y las aplicaba en su vida diaria, convirtiéndose en un adulto ejemplar que siempre llevaba consigo el mensaje de amor y compasión.
Desde entonces, cada vez que miraba al cielo y veía una estrella brillante, Pedro recordaba la maravillosa noche en la que conoció al niño Jesús, y el valioso mensaje de amor que le había dejado. Y así, la historia del pequeño pastor y el Mensajero de Amor se convirtió en un legado de bondad y compasión que perduraría por generaciones.
FIN.