El pequeño ratón aventurero


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, tres amigos muy especiales: Melchora, Gasparina y Baltasara. Eran jóvenes con corazones llenos de bondad y siempre estaban dispuestos a ayudar a los demás.

Juntos formaban el grupo conocido como "Los Reyes Magos". Un día, mientras paseaban por el pueblo, escucharon llantos provenientes de una casa cercana. Se acercaron sigilosamente y descubrieron que se trataba de Martín, un niño que estaba triste porque no tenía juguetes para Navidad.

Melchora se acercó al niño y le preguntó qué le gustaría recibir. Martín respondió con ilusión: "Me encantaría tener un tren eléctrico". Los Reyes Magos sonrieron y prometieron hacer todo lo posible para cumplir su deseo.

La noche antes de la Navidad, los tres amigos se reunieron en secreto en la fábrica de juguetes del pueblo. Allí encontraron a Tomás, un anciano sabio que era experto en construir trenes eléctricos.

Gasparina propuso algo diferente esta vez: "¿Por qué no enseñamos a Martín cómo construir su propio tren? Así aprenderá habilidades nuevas y sentirá aún más orgullo cuando lo tenga terminado".

Baltasara asintió emocionada: "¡Es una excelente idea! Además, demostraremos que todos podemos hacer cualquier cosa sin importar nuestro género". Tomás estuvo de acuerdo con el plan y comenzaron a trabajar juntos. Durante días enseñaron a Martín cómo usar las herramientas adecuadas, cómo soldar las piezas e incluso cómo pintar el tren.

Martín estaba fascinado y aprendió rápidamente. Llegó el día de la entrega de regalos. Los Reyes Magos se dirigieron a la casa de Martín, llevando consigo una caja misteriosa. Al abrirlo, Martín encontró un set completo para construir su propio tren eléctrico.

Martín no podía creerlo y exclamó emocionado: "¡Esto es lo mejor que me podrían haber regalado!". Melchora sonrió y dijo: "No termina aquí, Martín. También te hemos traído algo más especial".

Sacaron una foto del momento en que Martín recibió su regalo y le explicaron que querían compartir su historia con todos los niños del mundo para inspirarlos a seguir sus sueños sin importar su género.

Desde ese día, Melchora, Gasparina y Baltasara se convirtieron en un ejemplo para todos los niños y niñas del pueblo. Aprendieron que el verdadero valor está en ayudarse mutuamente, promover la igualdad de género y demostrar que todos somos capaces de hacer cualquier cosa si nos lo proponemos.

Y así fue como Melchora, Gasparina y Baltasara cambiaron la tradición de los Reyes Magos al mostrarle al mundo entero que no importa si eres niño o niña, todos podemos ser reyes magos en nuestros corazones al hacer felices a quienes nos rodean con amor e igualdad.

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