El Pequeño Valiente del Cerro



Había una vez un niño llamado Tomás que vivía con sus cinco gatos: Luna, Estrella, Nube, Rocky y Miki, y su perrito, Toby, en un cerro lleno de árboles frondosos y misteriosos. Aunque Tomás no tenía mucho en la vida, siempre se las arreglaba para sonreír y cuidar de sus queridos amigos animals.

Un día, mientras jugaban en el claro del bosque, Tomás oyó un ruido extraño. Miró hacia un arbusto y vio un par de ojos amarillos brillando en la oscuridad.

"¿Quién está ahí?" - preguntó Tomás, un poco asustado.

De pronto, un zorro astuto salió de la maleza, meneando su cola.

"Soy Zorrito, y sólo estoy buscando algo para comer. No pretendo hacer daño."

Tomás, con sus gatos y su perrito al lado, decidió no asustarse.

"Hola, Zorrito. ¿Por qué no te unís a nosotros? Podemos compartir lo que tenemos."

El zorro, sorprendido por la amabilidad de Tomás, aceptó la oferta y se sentó a su lado. Juntos compartieron unas galletitas que había traído Tomás de su casa.

A partir de ese día, Tomás y Zorrito se hicieron amigos. Pero, al poco tiempo, el cerro se llenó de rumores sobre un grupo de animales malvados que estaban causando problemas en los alrededores. Estos animales, liderados por un búho muy sabio pero egocéntrico llamado Sombrero, eran conocidos por asustar a los más débiles y robarles la comida.

Un día, mientras Tomás estaba jugando con sus gatos y Toby, notó que algunos de sus amigos del bosque parecían preocupados. Se acercó a ellos y les preguntó:

"¿Qué pasa, amigos?"

"Sombrero y su grupo están asustando a todos. Robaron toda nuestra comida y nadie puede salir. ¡Estamos muy tristes!" - dijo una ardilla pequeña.

Tomás, con el corazón lleno de valentía, decidió que debían hacer algo.

"No podemos permitir que estos animales sigan infundiendo miedo. Vamos a organizarnos y plantarle cara a Sombrero. Aquí somos muchos y si nos unimos, ¡podemos ser más fuertes!"

Todos asintieron con determinación. Tomás, Zorrito y sus amigos comenzaron a organizarse para enfrentar a Sombrero. Poco a poco, otros animales se unieron a su causa: un ciervo, una paloma y un curioso conejo.

Cuando llegó el día del enfrentamiento, Tomás y su grupo se encontraron con Sombrero en el claro del bosque. El búho, con su aire de superioridad, comenzó a hablar.

"¿Qué hacen aquí, pequeños? No tienen nada que hacer ante mi poder."

Tomás, con la mirada firme, respondió:

"No venimos a pelear, sino a hablar. Tú, Sombrero, no puedes seguir asustando a los demás. ¡Nosotros somos fuertes en grupo y juntos podemos prosperar!"

Sombrero, un poco sorprendido por la valentía de Tomás, no sabía qué responder.

"¿Unirse? Eso suena... interesante. Pero, ¿qué me ofrecerán a cambio de dejar de asustar?"

"Podemos compartir la comida y los recursos del cerro. Si trabajamos juntos, habrá suficiente para todos y viviremos en paz."

Los otros animales comenzaron a murmurar, sorprendidos por la propuesta de Tomás. Ante esta nueva perspectiva, Sombrero se sintió intrigado.

"Está bien, te daré la oportunidad. Pero ten cuidado, no me hagas arrepentirme."

Con el tiempo, Sombrero y su grupo se unieron a las actividades de la comunidad y comenzaron a aprender de los demás animales. Al compartir y trabajar juntos, el cerro se convirtió en un lugar mucho más feliz.

Tomás y sus amigos no solo habían enfrentado sus miedos, sino que también habían cambiado el corazón de un búho por medio de la amabilidad y la unión. Y, a partir de aquel día, todos los habitantes del cerro vivieron en armonía, recordando siempre que cuando se unen en el amor y la amistad, jamás hay cabida para el miedo.

Desde entonces, Tomás siempre decía:

"La bondad es nuestra mayor fuerza, y juntos somos invencibles."

FIN.

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