El perdón en Villa Esperanza


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde vivían animales de todo tipo: conejos, zorros, pájaros y hasta un oso muy amigable. Todos los días se reunían en la plaza para jugar y compartir historias.

Un día, mientras el conejo Lucas jugaba con su pelota favorita, el zorro Renzo se acercó sigilosamente y ¡zas! le robó la pelota. Lucas quedó tan sorprendido que no pudo evitar sentirse frustrado y enojado.

Corrió detrás de Renzo gritando: "¡Devuélveme mi pelota!" Pero el zorro, riendo, seguía corriendo por el pueblo. Los demás animales observaban la escena sin saber qué hacer. Entonces apareció la sabia tortuga Marta, quien siempre tenía las palabras adecuadas para cada situación.

Se acercó a Lucas y le dijo con calma: "La comprensión es clave en momentos como este, querido Lucas. Quizás Renzo tomó tu pelota porque también quería jugar. "Lucas se detuvo a reflexionar sobre las palabras de Marta.

Recordó que a veces también había deseado tener lo que tenían los demás sin pensar en cómo se sentirían ellos. Respiró hondo y decidió hablar con Renzo desde la comprensión.

Corrió hacia donde estaba el zorro y le dijo: "Renzo, entiendo que quizás querías jugar también. Pero me hizo sentir mal que tomaras algo mío sin permiso. " Renzo bajó la mirada avergonzado y dijo: "Lo siento, Lucas. No pensé en tus sentimientos.

" Devolvió la pelota al conejo y agregó: "¿Puedo jugar contigo?"Lucas sonrió y asintió. Desde ese día, él y Renzo se convirtieron en grandes amigos e incluso compartieron sus juguetes.

Los demás animales aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de la comprensión y el perdón.

Y así, en Villa Esperanza reinaba la armonía gracias a la sabiduría de Marta y al corazón bondadoso de Lucas, quien entendió que todos merecemos una segunda oportunidad para demostrar lo mejor de nosotros mismos. Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda ¡siempre es mejor entender antes que juzgar!

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