El perdón y la tijera


Luisa era una peluquera muy querida por todos en su barrio. Siempre estaba dispuesta a ayudar a sus clientes y a hacerlos sentir hermosos. Pero un día, todo cambió cuando tuvo una discusión con Manola la rabiosa.

Manola era conocida por ser una mujer muy agresiva y siempre buscaba pelea con cualquier persona que se cruzara en su camino.

Ella había ido a la peluquería de Luisa para cortarse el pelo, pero no le gustó el resultado y comenzó a insultarla sin motivo alguno. "¡Este corte es horrible! ¡No sé cómo puedes ser tan mala peluquera!"- gritó Manola mientras Luisa trataba de explicarle que ella había hecho lo mejor que pudo.

La discusión fue subiendo de tono hasta que finalmente ambas mujeres se dijeron cosas muy feas y terminaron separándose furiosamente. Luisa se sintió muy mal después de eso. No podía creer que alguien pudiera ser tan cruel sin razón alguna.

Se encerró en su casa durante varios días, pensando en lo ocurrido y preguntándose qué había hecho mal. Un día, mientras caminaba por el parque, vio a un grupo de niños jugando juntos felices.

Entonces recordó algo importante: ella amaba su trabajo porque hacía feliz a las personas haciéndolas sentir bien consigo mismas. Decidió entonces volver al trabajo y hacer lo que sabía hacer mejor: cortar el pelo y embellecer a sus clientes.

Poco a poco, volvió a tener éxito con su negocio gracias al amor y apoyo de sus fieles clientes. Un día, mientras trabajaba en la peluquería, entró Manola. Luisa sintió miedo al verla, pero decidió enfrentar la situación con valentía.

"Hola Manola, ¿cómo estás?"- dijo Luisa tratando de mantener la calma. Manola se sorprendió al ver que Luisa no le respondía con agresividad como antes.

Después de unos momentos de silencio incómodo, Manola finalmente habló:"Luisa, quiero pedirte disculpas por lo que dije aquel día en tu peluquería. Me comporté muy mal y me arrepiento mucho. "Luisa sonrió y aceptó las disculpas de Manola.

Ambas mujeres se dieron cuenta de que las peleas no llevan a ninguna parte y que es mejor tratar a los demás con amabilidad y respeto. Desde ese día en adelante, Luisa y Manola comenzaron una amistad inesperada.

A pesar de ser muy diferentes entre sí, aprendieron a valorar sus diferencias y a apreciar el valor del perdón y la reconciliación. Y así fue como Luisa descubrió que incluso en los momentos más difíciles podemos encontrar algo positivo si mantenemos una actitud positiva y abierta hacia los demás.

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