El perrito obediente



Había una vez un simpático perrito llamado Toby, que vivía en un pequeño pueblo. Toby era conocido por ser el perrito más obediente de todo el lugar. Siempre hacía lo que su dueño, Juan, le decía, sin siquiera dudarlo. Un día, Juan le dijo: "Toby, necesito que cuides la casa mientras salgo a hacer unas compras. No dejes que entren extraños". Toby movió la cola emocionado y asintió con la cabeza, comprendiendo la importante misión que le habían encomendado. Juan salió y Toby se sentó junto a la puerta, atento a cualquier sonido.

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Pasaron las horas y Toby seguía vigilante. De repente, escuchó unos pasos en la entrada. Sin dudarlo, se abalanzó hacia la puerta ladrando con todas sus fuerzas. Pero para su sorpresa, era la vecina, Doña Marta, que solo quería dejar un plato de comida para Juan. Toby se sintió mal por haber ladrado a la amable vecina, pero recordó que su deber era proteger la casa. Decidió pedir disculpas a Doña Marta y agradecerle por el gesto.

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Más tarde, empezó a escuchar ruidos extraños en el fondo del jardín. Rápidamente corrió hacia allí y se encontró con un gatito perdido que maullaba desesperado. A pesar de que los perros y los gatos no suelen llevarse bien, Toby recordó que su deber era cuidar a los más débiles. Con mucho cuidado, ayudó al gatito a encontrar el camino de vuelta a su hogar.

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Cuando Juan regresó, se encontró con Toby exhausto pero lleno de alegría. Juan le acarició la cabeza y le dijo: "Toby, gracias por cuidar la casa. Veo que también has cuidado a la vecina y ayudado a un animalito perdido. Eres verdaderamente un perrito obediente, pero también un perrito bondadoso". Toby movió la cola, orgulloso de haber cumplido su misión de una manera tan especial.

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Desde ese día, Toby continuó siendo el perrito más obediente del pueblo, pero también se ganó el cariño de todos por su gran corazón.

FIN.

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