El perrito pug y la búsqueda de Ghia



Era un día soleado en la ciudad de Buenos Aires, y un pequeño pug llamado Pipo estaba sentadito en su sillón favorito, junto a su ama, Ghia. Pero, de repente, Ghia tuvo que salir al supermercado y, mientras se iba, Pipo sintió que algo no estaba bien.

"- Ghia, ¡no te vayas!" - dijo Pipo con una mirada triste.

"- No te preocupes, Pipo, volveré pronto. No tardo nada" - respondió Ghia sonriendo antes de cerrar la puerta.

Pero el tiempo pasaba, y Pipo, ansioso, decidió emprender una aventura para buscarla. Con determinación, salió de su casa y se dirigió a la parada de colectivos.

Al llegar, vio un colectivo que decía “Centro” y pensó: "¡Ahí debe ir Ghia!". Sin pensarlo dos veces, saltó al colectivo justo antes de que la puerta se cerrara.

"- Hola, perrito, ¿a dónde vas?" - le preguntó el chofer, sorprendido por ver un pug en el colectivo.

"- Estoy buscando a mi ama, Ghia. ¿La has visto?" - contestó Pipo, moviendo su colita con emoción.

"- No, pero puedo ayudarte, ¿qué te parece?" - dijo el chofer sonriendo.

Así, el chofer, que se llamaba Carlos, decidió llevar a Pipo en su recorrido. En el camino, hicieron paradas en varios parques y plazas. Pipo preguntó a varios niños, pero nadie había visto a Ghia.

"- ¿Por qué no le preguntas a los pájaros?" - sugirió Carlos en un momento.

"- ¡Buena idea!" - dijo Pipo, y al ver un grupo de palomas en la plaza, se acercaron y les preguntó:

"- ¿Han visto a una chica llamada Ghia?" - preguntó Pipo.

"- La última vez que la vimos iba hacia la heladería de la esquina" - chirrió una paloma.

Con esta nueva pista, Pipo y Carlos se dirigieron rápidamente hacia la heladería. Al llegar, preguntaron a la heladera:

"- ¿Vio a Ghia?" - inquirió Pipo.

"- Sí, acabo de servirle un helado. Se fue hacia la biblioteca " - respondió el heladero.

"- ¡Rápido, Carlos! ¡A la biblioteca!" - gritó Pipo con entusiasmo.

Una vez en la biblioteca, Pipo buscó entre los estantes. Y, ¡oh sorpresa! , en una de las mesas encontró a Ghia, inmersa en un libro. Con un salto de felicidad, corrió hacia ella.

"- ¡Ghia!" - ladró emocionado.

Ghia levantó la vista, sorprendida y contenta al ver a su querido Pipo. "- ¡Pipo! ¿Cómo llegaste hasta aquí?" - preguntó mientras lo abrazaba fuertemente.

"- Te estaba buscando porque te extrañaba mucho," - respondió Pipo con sus ojos brillantes.

Ghia sonrió y le acarició la cabeza. "- Nunca más haré eso, ¡siempre te llevaré conmigo!" - prometió.

Pipo aprendió que la paciencia y la confianza son importantes, y también que no hace falta irse muy lejos para encontrar lo que se busca. Al cabo de un rato, ambos regresaron a casa, llenos de amor y aventuras, listos para contarle a todos sobre la increíble jornada que habían tenido juntos.

Con el corazón contento, Pipo se acomodó en su sillón favorito junto a Ghia, sabiendo que, a pesar de cualquier aventura, siempre estarían juntos. Y así, sus días continuaron llenos de risas y juegos, y Pipo nunca olvidó la importancia de estar cerca de aquellos que amamos.

FIN.

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