el perrito que se perdió y encontró a sus amigos
Era un soleado día de primavera y Toby, un pequeño perrito de pelaje marrón y orejas caídas, decidió salir a explorar su vecindario. Sus amigos, Lila la gata, Max el conejo y Pipo el loro, estaban ocupados en casa, así que Toby salió solo.
"¡Voy a descubrir cosas nuevas!" - se dijo a sí mismo emocionado mientras corría.
Al principio, todo parecía divertido. Corrió tras mariposas, olfateó flores y jugó un rato con una pelota abandonada. Pero después de un rato, se dio cuenta de que había ido mucho más lejos de lo que pensaba y no sabía cómo volver a casa.
"Oh no, ¿dónde estoy?" - exclamó Toby, asustado. Miró a su alrededor, y no reconocía nada.
Decidido a encontrar el camino de regreso, Toby comenzó a andar. De repente, escuchó un ruido familiar:
"¡Toby!" - era la voz de Lila, que había salido a buscarlo. Toby corrió hacia donde provenía el sonido.
Lila había decidido que no podía quedarse sin su amigo. Al verlo, se llenó de alegría:
- “¡Toby! ¡Te estaba buscando! Te vi salir y me preocupé.”
"Yo también me preocupé, Lila. No sé cómo volver a casa..." - dijo Toby con tristeza.
Justo en ese momento, apareció Max, el conejo, saltando ágilmente.
"¡Toby! ¿Estás bien? Te hemos estado buscando por todas partes. Vamos, te llevaré de regreso."
"¿Cómo? No sé por dónde ir..." - replicó Toby con un dejo de desesperación.
"No te preocupes. ¡Soy un experto en saltar!" - dijo Max con confianza.
Juntos, comenzaron a caminar, pero de repente se dieron cuenta de que el camino estaba lleno de obstáculos. Un gran charco les bloqueaba el paso.
"¿Cómo lo cruzamos?" - preguntó Toby, mirando con duda.
En ese momento, Pipo, el loro, que había volado alrededor para ayudar, gritó desde arriba:
"¡Yo puedo ayudar! ¡Déjenme pensar...!"
Pipo planeó un momento y luego dijo:
"¡Ya sé! ¡Puedo usar mi pico para agarrar una rama larga y colocarla sobre el charco!"
Y así lo hizo. Pipo rápidamente seleccionó una rama y la colocó como un puente. Toby, Lila y Max pudieron cruzar el charco con facilidad, agradeciendo a su amigo.
"¡Qué gran idea, Pipo!" - exclamó Lila, llena de admiración.
Continuaron su camino, y luego encontraron un alto muro que parecía imposible de escalar.
"¡No voy a poder! Soy muy pequeño..." - lloró Toby, sintiéndose frustrado.
Max, siempre optimista, dijo:
"Te ayudaré a subir, amigo. Usa mi espalda como escalón."
Con la ayuda de Max, Toby logró llegar a la cima del muro.
"¡Lo logré!" - gritó alegremente, y todo su equipo aplaudió con entusiasmo.
Pero a los pocos pasos, se dieron cuenta de que había un río que no podían cruzar. Miraron a su alrededor, desconcertados.
"¿Ahora qué hacemos?" - preguntó Toby, con la voz un poco quebrada.
Lila observó el paisaje y tuvo una idea brillante:
"¡Podemos construir una balsa!" - exclamó.
Con trabajo en equipo, juntaron ramas, hojas y todo lo que encontraron a su alrededor. Finalmente, construyeron una balsa improvisada. Subieron todos, y Pipo los guió por el aire, asegurándose de que no se alejaran.
Después de muchas risas y aventuras, finalmente llegaron al otro lado del río. Allí, a lo lejos, reconocieron su vecindario.
"¡Miren, ya estamos cerca de casa!" - gritó Toby lleno de alegría.
Corrieron juntos y, cuando llegaron, sus dueños los estaban esperando.
"¡Toby! ¡Te extrañamos!" - dijo su dueña mientras lo abrazaba.
"Yo también los extrañé. Pero aprendí algo muy importante hoy..." - dijo Toby, mirando a sus amigos.
"¿Qué aprendiste?" - preguntó Lila curiosa.
"Que aunque me perdí, nunca estoy solo. Siempre puedo contar con ustedes. Juntos somos fuertes y podemos hacer cualquier cosa" - respondió Toby, sonriendo.
Desde aquel día, Toby supo que la amistad y la unión son lo que verdaderamente importa. Juntos, podían superar cualquier obstáculo en su camino. Ahí mismo, en su vecindad, decidieron seguir explorando, pero nunca más sin estar juntos. ¡Esa era la mejor aventura de todas!
Y así, los cuatro amigos aprendieron que siempre es bueno tener un plan, pero aún mejor es tener amigos con quienes compartirlo.
FIN.