El Perrito y el Gran Aseo del Barrio



En el barrio 20 de julio, un perrito llamado Rocco paseaba feliz por las calles con su cola moviéndose como un péndulo. Un día, mientras olfateaba un papel arrugado, se dio cuenta de que las calles estaban llenas de basura. Rocco se sentó y miró a su alrededor, triste por lo que veía.

-Debemos hacer algo, -pensó, mirando a sus amigos, los gatos del vecindario, que también estaban enojados por el lío. -No podemos seguir jugando en este lugar tan sucio.

Los gatos se reunieron alrededor de Rocco, y él les propuso una idea.

-¡Vamos a hacer un gran aseo del barrio!

-¿Qué es un aseo? -preguntó una gata llamada Luna, con curiosidad.

-Es cuando juntamos toda la basura y la llevamos a donde debe ir, -respondió Rocco, emocionado. -Así nuestro barrio será un lugar más bonito para jugar y vivir.

Luna asintió, y juntos comenzaron a buscar a más amigos. Encontraron a Tito, el perrito más grande del barrio, que estaba descansando bajo un árbol.

-¡Tito! -gritó Rocco. -¿Te gustaría ayudarnos a limpiar el barrio?

Tito se estiró y respondió:

-Está bien, pero me da pereza. -Hizo una pausa. -¿Habrá algo rico de comer después?

-¡Claro! Si limpiamos bien, podemos organizar un picnic con las galletitas de la señora Claudia, -dijo Rocco, entusiasmado.

Con esa motivación, Tito se unió al grupo. Pronto, se sumaron más amigos: Lila, la conejita del vecino, y los patitos del lago. Todos querían hacer del barrio un lugar más lindo.

Al día siguiente, Rocco y sus amigos empezaron su misión. Cada uno tenía una tarea: los gatos recogían los papeles, los perritos juntaban botellas de plástico, y Lila se encargaba de los restos de comida.

-Por acá hay un montón de bolsa mal tirada, -se quejó una de las gatas.

-¡No se rinda! -dijo Rocco, animando a todos. -Recuerden que somos un equipo, y juntos lo lograremos.

Mientras recolectaban basura, se dieron cuenta de que en la esquina del barrio había un gran montón de cartones.

-¡Eso no puede ser, -exclamó Tito, con su voz profunda. -¡Es un verdadero desastre!

-Sí, eso no se ve acá, -añadió Luna, -pero tenemos que unir fuerzas, ¡haremos de esto un gran aseo!

Empezaron a escribir carteles que decían: '¡Cuidemos juntos nuestro barrio!' y decidieron colgarlos por todo el barrio. Rocco se sintió muy feliz al ver que la gente comenzaba a prestar atención.

-Parece que más amigos quieren unirse, -dijo Lila.

Y de repente, un grupo de niños del barrio llegó con sus padres, interesados en lo que hacían Rocco y sus amigos.

-¿Qué están haciendo? -preguntó un niño llamado Juan.

-Estamos limpiando nuestro barrio, -respondió Rocco con una gran sonrisa. -¿Quieren ayudar?

-¡Sí! -gritaron los niños al unísono, y se lanzaron a la tarea con gran energía.

Con la ayuda de todos, la limpieza avanzó rápido y el barrio comenzó a verse más hermoso. Rocco observaba asombrado cómo, nuevamente, revelaba su belleza.

-¡Vamos, sigamos! -dijo emocionado Tito, mientras ayudaba a recolectar cartones.

Después de varias horas de trabajo en equipo, la tarea estuvo completa. El barrio lucía reluciente, y todos se sintieron orgullosos de lo que habían logrado. Rocco miró a su alrededor y dijo:

-¡Lo hicimos! Ahora podemos celebrar con un picnic.

Los niños corrieron felices hacia la señora Claudia para pedir las galletas, mientras los animales se acomodaban en una manta bajo el árbol.

-Gracias a todos por ayudar -dijo Rocco alzando una galleta en su pata. -Hoy demostramos que, trabajando juntos, podemos hacer de nuestro hogar un lugar mejor.

-¡Viva el barrio 20 de julio! -gritaron todos, llenos de alegría y con la esperanza en el corazón.

Y así, a partir de ese día, los habitantes del barrio no solo cuidaron más su entorno, sino que también se dieron cuenta de cómo la unión y la dedicación podían llevar a una gran transformación en su comunidad. Rocco y sus amigos aprendieron que, con un poco de esfuerzo, podían cambiar el mundo, un pequeño paso a la vez.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!